La crisis hídrica en la Ciudad de México ha alcanzado un nuevo nivel de emergencia, afectando directamente a las instituciones educativas y poniendo en riesgo la continuidad de las actividades escolares. Con el Sistema Cutzamala operando apenas al 36.9% de su capacidad, la falta de agua potable se ha convertido en un problema grave para 11 de las 16 alcaldías de la metrópoli, impactando también a municipios aledaños que dependen de este sistema para su abastecimiento.
El panorama es desolador en las escuelas de la capital, donde la escasez de agua ha llevado a situaciones críticas, como la falta de suministro suficiente para el funcionamiento adecuado de los sanitarios. Este problema no solo afecta la higiene y el bienestar de los estudiantes, sino que también pone en jaque la realización de actividades cotidianas esenciales, como el lavado de manos, una práctica fundamental, especialmente en el contexto de la pandemia.
La respuesta de las autoridades ante esta crisis ha sido insuficiente. A pesar de las solicitudes de pipas de agua para mitigar el problema, muchas escuelas no han recibido el apoyo necesario, viéndose forzadas a pedir a los padres de familia que aporten agua para el uso de los sanitarios. Esta medida, lejos de ser una solución, evidencia la gravedad de la situación y la necesidad urgente de acciones efectivas y coordinadas para garantizar el derecho básico al acceso al agua.
Ante este escenario, el Gobierno de la Ciudad de México ha presentado el programa “Escuelas de Captación”, una iniciativa que busca instalar sistemas de cosecha de agua de lluvia en las instituciones educativas para hacer frente a la escasez del recurso. Aunque esta propuesta representa una luz de esperanza, su implementación aún está en etapas iniciales, y su impacto a corto plazo es incierto.
La crisis hídrica en la CDMX es un llamado de atención sobre la urgencia de desarrollar estrategias integrales y sostenibles para la gestión del agua, que involucren no solo a las autoridades, sino también a la comunidad educativa y a la sociedad en su conjunto. Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para asegurar el suministro de agua en las escuelas y, a largo plazo, para garantizar la sustentabilidad del recurso hídrico en la región. La educación de nuestros niños y jóvenes no puede quedar a merced de una crisis que, con acciones decididas y conjuntas, puede ser mitigada.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ
Agregar comentario