Redacción: Andrea Zamora
En México, las enfermedades del corazón se han convertido en la principal causa de muerte en el país, superando incluso a los decesos ocasionados por la pandemia de Covid-19. Cada año se registran alrededor de 200 mil fallecimientos relacionados con problemas cardíacos, lo que enciende las alarmas sobre la urgencia de atender este tema desde la prevención hasta la atención hospitalaria.
A pesar de la magnitud del problema, los servicios de salud estatales no alcanzan niveles altos de aprobación ciudadana. De acuerdo con mediciones recientes, apenas el 60 por ciento de la población confía en el desempeño de estas instituciones, lo que refleja un reto importante en la forma en que se brinda la atención médica y en la credibilidad de las autoridades.
La falta de confianza se suma a las limitaciones presupuestales y a las crecientes necesidades de la población. Mientras los padecimientos cardíacos aumentan, los sistemas de salud parecen no contar con los recursos suficientes para hacer frente a la demanda de consultas, estudios y tratamientos que requieren los pacientes.
En este panorama, se vuelve urgente fortalecer las políticas de salud pública, impulsar campañas de prevención y mejorar la infraestructura hospitalaria. Cuidar el corazón no solo es un tema médico, también es un tema presupuestal que, si no se atiende, continuará cobrando vidas y debilitando la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.
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