Redacción: Naome Zavala
La Federación Alemana de Fútbol (DFB) ha sido oficialmente condenada por evasión fiscal, cerrando un polémico capítulo de diez años que vincula su exitosa candidatura para albergar la Copa del Mundo de 2006 con un presunto esquema de compra de votos. La sentencia, dictada por un tribunal regional de Fráncfort, impone una multa de 110.000 euros (aproximadamente 128.000 dólares) a la DFB, en lo que representa un golpe significativo a la imagen de la institución deportiva más grande de Alemania.
El fallo del miércoles culmina un proceso judicial que se extendió por casi dieciséis meses, desvelando una compleja red de transacciones financieras. La fiscalía argumentó que la DFB no pagó alrededor de 2.7 millones de euros (equivalentes a 3.1 millones de dólares en la actualidad) en impuestos relacionados con un pago de 6.7 millones de euros (7.8 millones de dólares) realizado a la FIFA en abril de 2005. Este controvertido desembolso tenía como propósito liquidar un préstamo que, tres años antes, la leyenda del fútbol alemán y entonces jefe del comité organizador del Mundial, Franz Beckenbauer, había recibido de Robert Louis-Dreyfus, un exejecutivo de Adidas.
La investigación reveló que el dinero fue canalizado a través de un bufete de abogados suizo y, posteriormente, a una empresa qatarí perteneciente a Mohammed Bin Hammam, en ese momento miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA. La opacidad en torno al verdadero objetivo de este pago ha sido una constante en el caso. Para ocultar el reembolso del préstamo, la DFB lo disfrazó como una contribución para una gala de inauguración de la Copa del Mundo que nunca se llevó a cabo, declarándolo fraudulentamente como un gasto empresarial un año después, lo que constituyó la base de la acusación de evasión fiscal.
El escándalo ha sacudido los cimientos de la DFB, con figuras clave de la federación bajo escrutinio. Theo Zwanziger, quien presidió la DFB en el periodo de la candidatura, confesó en 2015 a la revista Spiegel que “definitivamente hubo un fondo secreto en la candidatura alemana para el Mundial”, acusando a su sucesor, Wolfgang Niersbach, de encubrimiento. Aunque Zwanziger, Niersbach y el secretario general de la DFB, Horst R. Schmidt, fueron inicialmente imputados, los cargos en su contra fueron desestimados tras el pago de multas, a pesar de sus reiteradas negativas sobre la evasión fiscal.
La jueza presidenta Eva-Marie Distler no escatimó en críticas hacia la DFB, señalando que la federación había proyectado una “imagen catastrófica” durante toda la investigación. Distler enfatizó que “el reloj funciona de otra manera en la DFB. Genera gastos legales astronómicos. Los responsables externalizan la responsabilidad. Nadie tiene que enfrentar consecuencias personales”, lamentando además la ausencia de representantes de la DFB en el juicio, lo que sugirió una falta de seriedad hacia el sistema judicial. Si bien la multa inicial fue de 130.000 euros, se redujo en 20.000 euros debido a “retrasos procesales”. La DFB ha anunciado que, una vez que reciba y evalúe los fundamentos escritos del fallo, decidirá si apelará la sentencia, lo que podría prolongar aún más este controvertido episodio en la historia del fútbol alemán.
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