Madrid, España.- El poder disfrutar de una obra concebida como el artista la presenta en ocasiones se dificulta debido a la selección de los marcos que se le ponen o en ocasiones hay quién puede alterar la obra con algunos añadidos.
Enmarcando el Prado es una iniciativa de gran importancia para el Museo Nacional del Prado que nace en 2019 abordando como primera necesidad una de las obras singulares del Prado, Las Hilanderas de Diego Velázquez, sufre una readaptación en el siglo XVIII, se amplía su tamaño original en todo su perímetro. Esas alteraciones influyen en la correcta lectura del contenido, percibiendo la escena del fondo mucho más alejada. Siguiendo un criterio de conservación, el objetivo del proyecto se centra en recuperar el tamaño original de la pintura para su adecuada comprensión, sin realizar ninguna intervención directa sobre la obra. Con esta idea se crea un sistema de enmascaramiento que no dañe la obra, una estructura paneleada que pueda ocultar los añadidos posteriores y, sobre ella, un falso marco que encierra la imagen y cumple con las funciones de uno real en todos sus aspectos.
El diseño y realización de la estructura corre a cargo de Myriam Rubio y la empresa Prasur, y el del marco por el artesano José Manuel García. Para ello se utilizan diseños realizados por el propio Museo, según modelos de marcos lisos del siglo XVII españoles.
Actualmente el Museo del Prado exhibe en sus salas la obra Mercurio y Argos del artista español Diego Velázquez(1599-1660). Miguel Falomir, Director del Museo Nacional del Prado explica que “Mercurio y Argos, una obra de Velázquez que decoró el Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid, el espacio protocolario y representativo más importante del mismo, recupera ahora el sentido de la composición ideada por su autor gracias a un nuevo marco que enmascara en su interior los añadidos y mejora la visualización de la escena”.
En el siglo XVIII la obra sufrió un añadido que consistió en una banda de unos 25 cm que recorre todo el extremo superior, y otra más estrecha, de unos 10 cm, en el inferior. Esta operación se repitió en varias obras más destinadas a decorar el llamado Palacio Nuevo, recién construido, y tenía como objetivo adecuar las dimensiones de las pinturas a su nuevo contexto decorativo. En el caso de Mercurio y Argos, alteró la lectura formal de la composición, cuyos personajes invadían de manera más decidida el primer plano. Incluso alguno de ellos se proyectaba hacia el espacio del espectador, como ocurre con Argos, cuya rodilla rebasa el espacio ilusorio del lienzo.
Falomir explica que el objetivo ha sido recuperar el formato original a través del marco sin intervenir en la pintura, y así devolver el sentido de la composición ideada por Velázquez. Para ello se han estudiado diversos modelos de marcos de época para, finalmente, encargar una reproducción según marco español de finales del siglo XVI- mediados del
siglo XVII, tomando como modelo uno perteneciente al Museo, en concreto el marco de la obra de El caballero de la mano en el pecho del Greco.
“Un moldura sobria y elegante que encaja en época y estilo con la pintura, a la vez que enmascara en su interior estos añadidos. La realización material del marco corresponde al artesano José Manuel García. Esta proporción nueva de la pintura constituye un gran avance ya que se consiguen unos detalles y matices que la aproximan sensiblemente al momento de su creación con gran certeza y precisión”.
En palabras de Tomás Fernández, Director Financiero de American Express España: “Estamos encantados de poder participar en este proyecto tan innovador donde el Museo del Prado nos permite poner nuestro granito de arena en la conservación de obras tan relevantes como Mercurio y Argos o Las Hilanderas de Velázquez el año pasado. También queremos agradecer a American Friends of the Prado Museum por el excelente trabajo realizado en este proyecto y su misión filantrópica a favor del Museo del Prado”.
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