Redacción: Regina De Quevedo
Desde el municipio de Guadalupe y Calvo, la presidenta Claudia Sheinbaum garantizó más compromiso para regresar a revisar avances y restituye 3 mil hectáreas de tierra a pueblos indígenas.
En una de las regiones más críticas del país en términos de seguridad, ubicada en el llamado Triángulo Dorado, una zona marcada históricamente por la presencia del crimen organizado y que abarca los territorios de Chihuahua, Sinaloa y Durango, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo aseguró que su gobierno se encargará de atender los problemas de inseguridad contando con una mayor presencia de la Guardia Nacional y la coordinación con autoridades estatales.
Durante una gira de trabajo por el municipio de Guadalupe y Calvo, la mandataria federal afirmó que existen dificultades en los caminos de la región, pero aseguró que ya se está trabajando para enfrentarlas de manera conjunta con el gobierno estatal. Al escuchar una petición de una habitante durante una ronda en la que se abrieron micrófonos para solicitudes, la presidenta expresó: “También ya estamos viendo eso aquí con Guardia Nacional; sabemos que está ese problema en los caminos y estamos viendo cómo, con la gobernadora, también ayuda a resolver”.
Sheinbaum Pardo estuvo acompañada por funcionarios estatales, autoridades tradicionales indígenas y la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván, durante la firma del decreto presidencial en el cual se restituyeron tres mil hectáreas de tierra a la comunidad ódami de Malanoche, como parte del Plan de Justicia para los Pueblos de la Sierra Tarahumara. Ante la presencia de miles de habitantes reunidos en la comunidad de Santa Tulita, la presidenta afirmó la relevancia histórica del acto, al afirmar que, pese a más de dos siglos de vida independiente y diversos cambios institucionales, no fue hasta 2024 cuando se reconoció a los pueblos originarios como sujetos de derecho público en la Constitución.
Esta restitución forma parte de una transformación profunda en la relación del Estado con los pueblos indígenas y la presidenta se encargó de entregarles lo que siempre perteneció a ellos, pero no había sido oficialmente reconocido. Sheinbaum escuchó directamente las demandas de los habitantes de la región, los cuales solicitaron mayor seguridad y atención a rezagos históricos en servicios básicos como electrificación, acceso a internet, construcción y rehabilitación de carreteras, escuelas, hospitales y la permanencia de médicos en las comunidades serranas.
La presidenta dio a conocer que las familias beneficiadas con la restitución de tierras serán parte del programa Sembrando Vida, con la finalidad de impulsar la producción forestal y agrícola, además de garantizar recursos directos a las comunidades indígenas mediante el presupuesto federal, el cual aumentará año con año. Finalmente, reiteró su compromiso de volver a la región para dar seguimiento a los acuerdos, en términos de seguridad, infraestructura, salud y educación, en una zona donde la presencia del Estado ha sido limitada y la justicia social debe ser una realidad tangible.
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