Redacción: Naomi Vargas
La mañana de este 25 de septiembre, viajar en el Metro de la Ciudad de México sin duda fue una prueba de paciencia. Retrasos y trenes detenidos marcaron el inicio de la jornada a mitad de semana en al menos cinco líneas: la 8, A, 7, 2 y 12, con quejas de usuarios en las redes. Mientras el STC Metro intentó calmar los ánimos asegurando que se trataba de revisiones de trenes, la realidad para los pasajeros fue otra: largos tiempos de espera, andenes saturados y la frustración de llegar tarde a sus destinos.
La Línea 8 fue la más mencionada en redes. Usuarios reportaron intervalos de más de 15 minutos y trenes completamente llenos en dirección Garibaldi. Algunos compartieron fotos donde se observan andenes “a reventar” en estaciones como Iztacalco y Constitución de 1917. “Hasta cuando la línea 8 va a ser el nuevo Pantitlan!! Urgen mejoras. Los trenes tardan en pasar y siempre esta llenisimo. Estamos a dos de que haya un accidente”, reclamó una pasajera en X. La cuenta oficial del Metro respondió que la marcha lenta podía ser causada por imprevistos o condiciones climatológica.
La Línea A también vivió momentos críticos, con trenes que permanecían detenidos varios minutos en estaciones como Acatitla y Santa Martha. “Media hora para avanzar de Santa Martha a Guelatao”, escribió otro usuario. El Metro CDMX atribuyó el retraso a alta afluencia y dijo que se agilizaría la marcha.
Por su parte, en la Línea 2 la marcha lenta fue la constante, con trenes avanzando a tirones y aglomeraciones en estaciones como Nativitas. Usuarios reportaron sentir que estaban “secuestrados” dentro de los vagones y pidieron incluso que encendieran el aire acondicionado en la unidad M0611. En la Línea 12, los tiempos de espera también superaron los 10 minutos, con trenes que llegaban ya abarrotados. El Metro CDMX explicó que se trató de “alta afluencia de usuarios” y que se agiliza la circulación, pero los pasajeros no compartieron esa percepción: “Todos los días lo mismo, nunca aceptan que es una crisis de servicio”, escribió un viajero en redes.
Aunque el reporte oficial del STC de las 7:00 horas hablaba de intervalos de seis minutos en promedio, los usuarios aseguraron que la realidad triplicaba ese tiempo. Y entre las prisas, la molestia y el hacinamiento, quedó claro que la movilidad en la capital sigue enfrentando uno de sus principales desafíos: un sistema que, pese a ser vital para millones de personas, no logra garantizar eficiencia ni confianza en horas pico.
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