Por Ricardo Burgos Orozco
Para lograr la paz deseada en las Guerras de Religión de Francia, cuentan que Enrique IV se hizo coronar Rey en 1593; para eso debió convertirse al catolicismo siendo protestante. Al monarca le atribuyen una frase que se ha quedado para la posteridad: “París bien vale una misa”, lo que significaba que cualquier sacrificio es justificable ante un objetivo superior.
Los pleitos políticos poselectorales que están ocurriendo en la Alcaldía Cuauhtémoc “bien valen una misa” porque es la joya de la corona de la Ciudad de México con un presupuesto superior al de varios estados. En diciembre de 2023 el Congreso local aprobó un gasto en esa demarcación cercano a los 268 mil millones de pesos.
En este momento la elección en Cuauhtémoc está en el aire. En las urnas ganó Alessandra Rojo de la Vega con 156 mil 449 votos por 145 mil 153 de Catalina Monreal Pérez. La aliancista obtuvo 11 mil sufragios más que la morenista, hija del impresentable Ricardo Monreal Ávila, actual diputado federal, coordinador de los legisladores de Morena en la Cámara Baja, exsenador, exgobernador de Zacatecas y exjefe delegacional de Cuauhtémoc de 2015 a 2017.
Pese a su triunfo en las urnas el pasado 2 de junio, Alessandra Rojo de la Vega fue acusada por Catalina Monreal de violencia política de género y el 31 de agosto pasado el Tribunal Electoral de la Ciudad de México confirmó la acusación, anuló la elección y la ganadora del PRI – PAN- PRD fue multada además con 27 mil 152 pesos por esa falta.
Según Catalina Monreal, Rojo de la Vega la acusó en repetidas ocasiones de sugerir que fue impuesta por su papá como candidata a la alcaldía y publicó carteles en las que la acusaba como cómplice del narco junto con la familia Monreal. Alessandra ya impugnó la resolución; dijo que llamar a alguien por su apellido no es violencia de género y aseguró que el presidente del Tribunal Electoral capitalino, Armando Ambriz Hernández, es compadre de Ricardo Monreal y padrino de bautizo de la excandidata morenista; de ahí el fallo a su favor. Catalina Monreal negó esa versión y el magistrado no ha respondido al respecto; prefirió mejor restringir su cuenta de X.
Ambas candidatas deben presentarse ante la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para exponer sus argumentos. Los magistrados tienen hasta el 1 de octubre para dar respuesta a la controversia. Si la decisión es favorable a Rojo de la Vega podrá volver a ser alcaldesa electa y rendir protesta ante el Congreso local; si se confirma la anulación por violencia de género, tendrá que convocarse a elecciones extraordinarias y nombrar a un interino mientras se realizan los comicios. Alessandra no podrá ser, en este caso, candidata, pero Catalina Monreal sí, que es su objetivo fundamental.
La realidad es que Ricardo Monreal Ávila se ha sentido dueño de la Alcaldía Cuauhtémoc desde que la ganó en 2015 y siempre ha querido imponer a los candidatos posteriores. Hace tres años respaldó por “debajo del agua” a Sandra Cuevas, aspirante de una coalición formada por PRI. PAN y PRD en una traición descarada contra la entonces aspirante de Morena Dolores Padierna. Se rumora que por ello René Bejarano, esposo de Padierna, movió sus influencias para hacer ganar a Rojo de la Vega en la elección del 2 de junio. Después Sandra Cuevas se fue contra su padrino y tuvo una gestión desastrosa en la jurisdicción.
Quien gane en Cuauhtémoc a final de cuentas va a tener detrás una mafia que la va a controlar. Alessandra Rojo de la Vega tendrá gente como Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, del PAN, PRI y PRD, ávidos de limpiar sus heridas de las recientes elecciones y de un sitio donde acomodar a decenas de colaboradores que se quedaron sin trabajo ante los pobres resultados electorales de esa tripleta. Si Catalina Monreal Pérez — considerada una auténtica “hija de papi” — se queda como alcaldesa, Ricardo Monreal Ávila seguirá controlando esa alcaldía como si fuera de su propiedad.
¡Pobre Alcaldía Cuauhtémoc!
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