Utilizar una menor cantidad de energía, sin frenar la actividad diaria de la población, es cuando se logra una eficiencia energética.
La eficiencia energética, no solo es un concepto que se aplica por medio de electrodomésticos o simplemente apagando la luz al salir de una habitación, se necesita que la gente sea parte de una estrategia planteada y sea un consumidor responsable.
El 5 de marzo de cada año, se recuerda la importancia que tiene en nuestros días la eficiencia energética en el afán de contaminar menos y ahorrar más.
En la vida diaria de las personas, muchas de las cosas que se llevan a cabo, consumen energía. El problema es que casi nadie sabe la cantidad de potencia que requiere para consumir tan solo en los hogares.
¿Cuántos aparatos electrodomésticos se usan simultáneamente sin que haya un salto de energía quedar a obscuras?
Aplicar las energías verdes, renovables y la eficiencia, va despertando mayor conciencia en la sociedad sobre la necesidad de una energía sostenible y con ello reducir el consumo de las energías sucias.
Las inversiones en eficiencia energética hechas por los 29 países miembros de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), ahorran a sus ciudadanos, poco más de 550 mil millones de dólares cada año.
Los costos evitados del consumo de energía incluyeron 80 mil millones de dólares ahorrados en la reducción de importaciones de combustibles fósiles. Esto supuso la reducción en 10 mil millones de toneladas las emisiones de dióxido de carbono (CO2) entre 1990 y 2015.
Si lo que se pretende es tener una eficiencia energética que sea efectiva en la casa, en las oficinas y en las industrias, se deben plantear políticas efectivas para formar una cultura de crecimiento permanente. En la actualidad existen electrodomésticos que ayudan mucho en esa tarea. Los fabricantes de ese tipo de aparatos, cada vez los diseñan con más poder de ahorro.
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