Claudia Sheinbaum, candidata presidencial del oficialismo, junto con Clara Brugada, candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, han levantado su voz en un reciente mitin en Xochimilco. Su mensaje es claro: el peligro de la «priandilla inmobiliaria» acecha, y es crucial detenerla.
El problema de la corrupción inmobiliaria
Sheinbaum no titubea al señalar al Instituto Electoral de la Ciudad de México por censurar a los morenistas, impidiéndoles llamar a los panistas de la capital el “cártel inmobiliario”. Detrás de esta censura yace una realidad innegable: la corrupción inmobiliaria, personificada en el grupo que ha gobernado la alcaldía Benito Juárez. Este grupo ha convertido la ciudad en un paisaje urbano dominado por edificios, negociando su construcción a cambio de favores.
Un llamado a la acción
Sheinbaum y Brugada no se limitan a denunciar; también hacen un llamado urgente a la acción. Imaginan un futuro distópico donde Xochimilco y otros lugares emblemáticos se ven devorados por una vorágine de construcciones. El impacto ambiental sería catastrófico, con consecuencias irreversibles para la biodiversidad y el entorno natural.
Recordando lecciones pasadas
El discurso de Sheinbaum resuena con lecciones del pasado reciente. Recuerda el intento fallido de Miguel Ángel Mancera de convertir la ciudad en un bastión de hormigón, con proyectos como la “ciudad de la salud” y la “ciudad de la tecnología”. Estos proyectos, en realidad, sólo buscaban llenar los bolsillos de unos pocos a costa del patrimonio y el bienestar de la ciudadanía.
El llamado al voto
Ante este panorama desolador, Sheinbaum y Brugada hacen un llamado claro y contundente: el 2 de junio, el voto por Morena es crucial. Es la elección entre la continuación de la transformación o el reinado de la corrupción inmobiliaria. Es un llamado a la conciencia ciudadana, a no permitir que intereses mezquinos dicten el rumbo de la ciudad y del país.
El discurso de Sheinbaum y Brugada es un recordatorio de los peligros que enfrenta la ciudad ante la voracidad de la «priandilla inmobiliaria». Es un llamado a la acción y una invitación a votar con conciencia por un futuro más justo y sostenible para todos.
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