En México debemos asumir con seriedad, responsabilidad y transparencia nuestra condición de país de tránsito, porque de lo contrario la tragedia en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, podría replicarse, externó Ricardo Monreal.
La migración es consustancial al desarrollo y a la evolución de la humanidad. Lo ha demostrado la historia, lo tiene probado la ciencia y lo asumieron las religiones monoteístas como un ejercicio estoico de valentía y dignidad, en busca de la tierra prometida, señaló en un texto publicado en twitter.
El coordinador de Morena dijo que la miseria, la violencia, el cambio climático y las desigualdades de todo género son los modernos jinetes del apocalipsis que acicatean la diáspora migratoria contemporánea.
El senador explicó que la variedad de factores se refleja en la multiplicidad de grupos migrantes. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU lo explica de la siguiente manera, a propósito del término “migrante”:
Manifestó que el término genérico no definido en el derecho internacional que, por uso común, designa a toda persona que se traslada fuera de su lugar de residencia habitual, ya sea dentro de un país o a través de una frontera internacional, de manera temporal o permanente, y por diversas razones.
Este término comprende una serie de categorías jurídicas bien definidas de personas, como los trabajadores migrantes; las personas cuya forma particular de traslado está jurídicamente definida, como los migrantes objetos de tráfico; así como las personas cuya situación o medio de traslado no estén expresamente definidos en el derecho internacional, como los estudiantes internacionales, aclaró el legislador.
Aseguró que México está en el epicentro de estos cambios migratorios. De ser un expulsor de trabajadores migrantes, en plena etapa del TLC, pasamos a tener también desplazamientos internos de connacionales (por la violencia y la sequía) y, recientemente, somos país de transmigrantes o migrantes en tránsito (centroamericanos, sudamericanos, caribeños y asiáticos).
Monreal Ávila aseguró que nuestra vecindad con el mayor país de destino de las migraciones internacionales nos empieza a pasar la factura de esta diáspora migratoria. La tragedia en la estación migratoria de Juárez podría replicarse, si no asumimos con seriedad, responsabilidad y transparencia nuestra condición de país de tránsito, precisó.
Consideró que no hay que cerrar las puertas a las personas transmigrantes, pero tampoco abandonarlas a su suerte una vez que están en territorio nacional. Existen protocolos, fondos y experiencias internacionales que debemos aceptar y aplicar a la brevedad. De otra manera, la diáspora podría terminar en granada.
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