La raíz etimológica de la palabra enología proviene del griego “oinos” (“vino”) y “logos” (“conocimiento) definida como “la ciencia que trata todo lo relativo a los vinos y a los mostos de uva”. Se describe en algunas fuentes que en Egipto se creía que el dios Osiris fue el creador del primer vino.
La historia de la enología ha consolidado todo un tema en el servicio, degustación, cata y maridaje de vinos. Se ha convertido en gran interés para instituciones y portales web relacionados, libros, revistas, bases de datos, tesis y sitios web especializados, abordan este tópico como toda una formación.
Ashlee Humphreys, profesor de comunicaciones integradas de mercadeo de Northwestern, menciono que, en la industria del vino. «La vinificación no ha cambiado en miles de años», con esta frase el investigador Gregory Carpenter de la Escuela Kellogg, confirma que no existe el factor novedoso/tecnológico que ‘rompa el mercado’. Y describe, que, sin embargo, la ‘mafia’ de los críticos de la investigación, dejaron en claro, que los enólogos reconocen que sus clientes no son expertos. Como dijo un viticultor a los autores: «La gente no sabe lo que está bebiendo, básicamente»
Expertos en conducta mencionan, que existen millones de personas que ignoran que el líquido procesado con resultados llamado vino, enaltecido como un boquete de elegancia, buenos modales y prestigio, también es la puerta al infierno. Los vinicultores, entretenidos en su inversión y los elementos que participan en la elaboración de su producto, lo último que les interesa, son las consecuencias negativas que pueda causar su creación. La Mercadotecnia ha opacado el lado negativo de tal bebida. Gracias a que la información hoy en día viaja globalmente, el conocimiento actual ha ido eliminando mentiras respecto a las grandes hazañas de tomar vino. Tomar una copa de vino blanco, tinto, rosado o espumoso a la semana, es una degustación, no un decreto, no es una bebida adecuada para beber diario, y quienes mencionan que beber vino diario es parte de una cultura y costumbres de buenos modales, es tan solo un escenario de gran autoengaño.
El vino tiene alcohol, y como tal, puede ser un precursor para iniciar un hígado graso alcohólico, riesgo de cáncer, fibrilación auricular, debilidad en el sistema inmunológico, disminución de la materia gris cerebral, disminución de memoria, trastornos de personalidad, emociones inestables que van desde depresiones, ira, culpa y paranoia.
El vino, no es un manjar de dioses, es un producto que nació de la idea de un ser humano, el cual con los años fue industrializado. Psicólogos en adicciones afirman que beber vino diario es una acción grave, las empresas venden para subsistir y sus mejores clientes son los bebedores sociales jóvenes y adultos, sin distinción de género, orientación sexual, ideología o creencias. Algunos no saben que pueden crear una alergia hacia el alcohol, y al final se convierten en alcohólicos. Los expertos en conducta verdaderamente comparten, que es una tristeza, observar que hay personas preparadas, desde intelectuales, médicos o políticos, que por sus roles deberían saber la realidad de beber vino diario, solo dejan entrever una ignorancia abrazada de un falso glamour. Tomar vino de manera frecuente, causa daños a quien decide beberlo. ¿Y entonces las difusiones de la mercadotecnia en enología, en beber una copa de vino, diario para la salud, la belleza o bouquet es verdadero? Para quienes no los saben, es totalmente falso. Hay cientos de latinos en Europa, que se creyeron, que beber vino diario, le acercaba un grupo de pertenencia, hoy en día son personas intratables, algunos están recluidos en clínicas de rehabilitación, otros bajo medicamentos psiquiátricos y finalmente algunos enganchando a futuras víctimas.
Sociedad, no te pierdas, infórmate. La ignorancia está latente en cada ser humano, y es un espacio influenciable para que la gran creación llamado vino, te sea vendido como el elixir y solución a tus problemas. Un vino de marca caro y barato, tienen el mismo efecto si lo tomas diario. Haz caso, todo con medida.
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