En México viven más de 6 000 000 de personas con algún tipo de discapacidad auditiva, pero durante la pandemia por Covid -19 enfrentan otro reto, el uso del cubrebocas cerrados dificulta su capacidad de leer los labios.
En México, la fisioterapeuta Adriana Gutiérrez y el publicista Rafael Salafranca promueven el uso de cubrebocas transparentes, para derribar las barreras de comunicación. Ambos son personas sordas que leen los labios; sin embargo, el uso del cubrebocas por la pandemia ha dificultado su forma de comunicación con los demás.
“Con la pandemia mi vida ha cambiado de una forma muy drástica porque siempre he sido una persona muy independiente, me respaldo mucho en la lectura labio-facial y ahora, con la pandemia, podría decir que he adquirido otra discapacidad para la comunicación. No hay forma de poder entender, todo ha sido por escrito en el celular y ha sido muy complicado. Me hizo dar cuenta que mucha gente no está sensibilizada”, confiesa Adriana Gutiérrez.
Rafael Salafranca es una persona con disminución de la sensibilidad o capacidad de audición o hipoacusia bilateral; luego de años de terapia aprendió a hablar y comunicarse con las personas oyentes sin necesidad de intérpretes.
“Es una parte de inclusión, para las personas sordas, entender a los oyentes, por eso usamos una mascarilla transparente, para que la gente pueda hablar y convivir con los sordos. Entonces, para que sea una inclusión, pueden utilizar una mascarilla transparente, para entender y leer los labios”, afirma Salafranca.
Cubrebocas transparentes
Fue a raíz de no poder comunicarse de manera independiente, que Rafael y su amiga Adriana fundaron la asociación civil Viendo Tentiendo, dedicada a promover la inclusión y romper barreras para personas con discapacidad auditiva.
Para hallar una solución, se enfocaron en visualizar un cubrebocas con ventanilla transparente en el área de la boca, con el fin de que las personas sordas oralizadas puedan leer los labios de sus interlocutores. Primero hicieron experimentos para diseñarlos, pero observaron que se empañaban con facilidad. Luego de meses de búsqueda, encontraron un material especial que evita esto y conserva su utilidad.
Los cubrebocas están elaborados con el mismo material que los K-N95, se ajustan a la nariz con una barra metálica y cuentan con una ventana transparente que permite visibilizar la boca; aunque se especifica que son de uso no médico, estos cubrebocas incluyentes ofrecen una protección similar a la de las mascarillas convencionales.
Anteriormente, durante 2020 estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) ya había creado mascarillas similares al preocuparse por la inclusión de personas con discapacidad auditiva, diseñaron un cubrebocas transparente que permite la lectura de los labios.
Este cubrebocas transparente está elaborado con PVC flexible y por sus características no tóxicas y su fácil limpieza, es reutilizable, con una gran capacidad de filtrado, es ergonómico y en el mercado tiene un precio comercial de 50 pesos.
“El objetivo del proyecto tiene que ver también con poder ayudar a la economía, vemos cómo las familias están invirtiendo dinero, gastan hasta 200 pesos en un cubrebocas y los lavan y vuelven a utilizar, lo cual no es conveniente porque están desgastando la capacidad que tiene el filtro de poder hacer su trabajo”, explicó Luis Flores, coordinador de la carrera de Diseño en ITESO, cuando presentaron el producto.
Los estudiantes, que pertenecen a las carreras de ingeniería industrial, ingeniería en mecánica y diseño, pretenden -en un futuro- abrir la licencia de uso con dos patentes orientadas a permitir que las industrias las usen, más no para monopolizar su fabricación.
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