Redacción: Amairany Ramírez
Un faro de la Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamada en 1948, sigue iluminando el camino hacia la Igualdad, mientras la región enfrenta la crisis de violencia y la vulnerabilidad de grupos históricamente marginados.
Cada 10 de diciembre, el mundo se une para celebrar el Día de los Derechos Humanos, una fecha histórica que conmemora la trascendental aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1948. Este documento, catalogado por la propia ONU como revolucionario, consagra los derechos inalienables que corresponden a toda persona por el simple hecho de ser humana. La DUDH proclama que estos derechos deben ser respetados sin importar la nacionalidad, el lugar de residencia, el sexo, la religión, la lengua, la opinión política o cualquier otra condición.
Proclamada en París, la Declaración Universal se estableció con el objetivo fundamental de ser la “norma común de conducta para todos los pueblos y todas las naciones”. Este proyecto global, que es además un pilar esencial de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, establece una amplia gama de libertades fundamentales y derechos que abarcan aspectos políticos, civiles, sociales, culturales y económicos. Un dato que subraya su alcance global es que la DUDH es el documento más traducido en el mundo, estando disponible en más de 577 lenguas.
En el contexto de la conmemoración, el lema para el año 2021 fue “Igualdad”. Este enfoque hace referencia directa al primer artículo de la Declaración Universal y se alinea con la meta de la ONU de “no dejar a nadie atrás”. Los temas centrales de ese discurso fueron la Igualdad, la inclusión y la no discriminación, buscando aumentar la protección y visibilidad de los grupos más vulnerables, entre ellos, las personas con discapacidad. Además, la pandemia del COVID-19 resaltó la necesidad de reafirmar la importancia de los derechos humanos, ya que los derechos de las poblaciones más vulnerables, como la población con discapacidad, se vieron afectados.
A pesar de los esfuerzos de difusión —como los 41,794 eventos de capacitación realizados en 2019 para fortalecer la cultura de los derechos humanos, según el Censo Nacional de Derechos Humanos Federal 2020 del INEGI—, la realidad en la región presenta severos desafíos. La organización independiente Human Rights Watch (HRW) afirmó que la presidenta de México heredó en octubre de 2024 una crisis arraigada. Esta crisis se caracteriza por una violencia extrema perpetrada por el crimen organizado y abusos generalizados por parte de agentes estatales que operan con impunidad casi total. La agenda de la mandataria incluye retos pendientes como la violencia criminal, la independencia judicial, la tortura, las desapariciones, y los derechos de las personas con discapacidad, entre otros puntos.
Además, América Latina fue señalada por el Espacio de Organizaciones de la Sociedad Civil (Espacio OSC) como la región más peligrosa del mundo para los defensores de derechos humanos y periodistas. En 2024, se registraron al menos 257 personas defensoras asesinadas o desaparecidas. Alarmantemente, la mayoría de estos casos de violencia, que incluye agresiones de género, espionaje digital y desaparición forzada, son atribuidos a agentes del Estado, integrantes del crimen organizado, empresas o particulares que actúan bajo la omisión o en complicidad con las autoridades. Ante este panorama, el Día de los Derechos Humanos se mantiene como una oportunidad crucial para concientizar y reafirmar la necesidad de construir sociedades más equitativas y justas.
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