Redacción: Josué Roldán
Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, uno de los líderes más notorios del Cártel de Sinaloa, se encuentra en un estado de salud crítico, según reportes recientes de Illicit Investigations, una red de periodistas especializados en el narcotráfico. Guzmán Loera, quien cumple una cadena perpetua en la prisión federal ADX Florence en Colorado, Estados Unidos, padece hipertensión y ansiedad, condiciones que se han agravado debido a las rigurosas condiciones de aislamiento en las que vive.
El Chapo, identificado como el preso número 377 de ADX Supermax, pasa 23 horas al día en una celda de tres por dos metros, sin contacto humano y con solo una hora al día para tomar el sol. Estas condiciones extremas han contribuido significativamente al deterioro de su salud. Actualmente, recibe tratamiento diario con Lisinopril, un medicamento para controlar su hipertensión.
La vida en ADX Florence es extremadamente dura. Guzmán Loera vive en un confinamiento casi total, lo que ha exacerbado sus problemas de salud mental y física. La falta de interacción humana y las condiciones de aislamiento han llevado a un aumento en sus niveles de ansiedad, para los cuales también está medicado. Su familia ha expresado preocupación por su bienestar, destacando que su estado de salud se ha deteriorado considerablemente desde su encarcelamiento.
Además de sus problemas de salud, El Chapo ha mostrado su descontento con su defensa legal. Recientemente, presentó un recurso en el que se representa a sí mismo, buscando un nuevo juicio y la oportunidad de reencontrarse con sus hijos, Joaquín y Ovidio. Guzmán ha cuestionado la legalidad de su extradición y el proceso judicial que lo llevó a la prisión, argumentando que no recibió una defensa adecuada.
El abogado Jeffrey Lichtman, quien cobró millones de dólares por su defensa, no logró frenar el régimen de Medidas Administrativas Especiales (SAM) ni garantizar un juicio justo para Guzmán. La familia de El Chapo también ha manifestado su descontento con la abogada puertorriqueña Mariel Colón, quien, según ellos, ha cambiado su enfoque hacia su carrera artística, aparentemente descuidando la defensa del cliente que le otorgó notoriedad.
Las condiciones en ADX Florence son conocidas por ser extremadamente estrictas. Cada celda está diseñada para minimizar cualquier contacto o comunicación entre los reclusos, y las visitas son extremadamente limitadas. En el caso de El Chapo, solo tiene contacto con su abogada Mariel Colón. Cualquier salida de la celda implica ser acompañado por múltiples guardias y estar sometido a estrictas medidas de seguridad.
El prolongado confinamiento ha tenido graves consecuencias para la salud de Joaquín Guzmán Loera. Según Illicit Investigations, el narcotraficante sufre de hipertensión y ataques de ansiedad provocados por el aislamiento extremo. Estas condiciones han llevado a Guzmán a buscar un nuevo juicio, alegando que su extradición fue ilegal y que no recibió una defensa legal adecuada.
Mientras tanto, El Chapo también ha sido informado de los recientes desarrollos en la vida de sus hijos Joaquín Guzmán López y Ovidio Guzmán, quienes están negociando acuerdos con el gobierno de Estados Unidos tras ser arrestados. Estas negociaciones podrían implicar una reducción de sus condenas si cooperan con las autoridades, un camino que han seguido otros narcotraficantes en el pasado.
El Chapo ha pasado más de cinco años en ADX Florence, una prisión conocida por sus estrictas medidas de seguridad y aislamiento extremo. La prisión, inaugurada en 1994, cuenta con sofisticados sistemas de seguridad, incluyendo torres con francotiradores, cercas con alambres de púas y tecnología avanzada como rayos láser y cámaras de seguridad inteligentes. Estas medidas han hecho que no se registre ni una sola fuga desde su apertura.
Las celdas en ADX Florence están diseñadas para minimizar cualquier contacto o comunicación entre los reclusos. Cada celda mide apenas 2.1 metros de largo por 3.6 metros de ancho y cuenta con aislamiento acústico, una regadera, un televisor, una cama y una silla de concreto, además de cámaras que monitorean a los prisioneros las 24 horas del día. Los internos pasan 23 horas al día en sus celdas, con solo una hora para tomar el sol o ejercitarse en una jaula de metal ubicada en un patio rodeado por muros de seis metros de altura.
El prolongado confinamiento y la falta de contacto humano han provocado en El Chapo hipertensión, ansiedad y otras afecciones. Según su familia, el narcotraficante también sufre de dolores de cabeza, pérdida de memoria, estrés y depresión, además de haber padecido hongos en los pies que le causaron la pérdida de las uñas. Estas condiciones han llevado a Guzmán a buscar un nuevo juicio, alegando que su extradición fue ilegal y que no recibió una defensa legal adecuada.
En una carta firmada el 25 de septiembre de 2024, dirigida al juez Brian Cogan, El Chapo solicitó un nuevo juicio, alegando que su extradición fue ilegal y que no recibió una defensa legal adecuada. Entre sus quejas, señala que los abogados Jeffrey Lichtman y Mariel Colón no lograron excluir pruebas clave ni contrainterrogar eficazmente a los testigos durante el proceso, lo que resultó en su condena. El exlíder del Cártel de Sinaloa busca revertir la sentencia de cadena perpetua y espera que la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Estados Unidos reevalúe su caso.
Mientras tanto, El Chapo también ha sido informado de los recientes desarrollos en la vida de sus hijos Joaquín Guzmán López y Ovidio Guzmán, quienes están negociando acuerdos con el gobierno de Estados Unidos tras ser arrestados. Estas negociaciones podrían implicar una reducción de sus condenas si cooperan con las autoridades, un camino que han seguido otros narcotraficantes en el pasado. Según la familia, el esposo de Emma Coronel también anhela reencontrarse con sus hijos Ovidio y Joaquín Guzmán López, quienes ahora enfrentan cargos criminales en Estados Unidos.
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