Miguel Tirado Rasso
Seducido por el canto de las sirenas
de Palacio Nacional, cambió de opinión
para repetir la historia de su predecesor
en la aventura presidencial.
El pasado lunes 20, comenzó, formal y legalmente, el período señalado por la ley para las precampañas (Art 226, LGIPE). De acuerdo a esta legislación, “Se entiende por precampaña electoral el conjunto de actos que realizan los partidos políticos, sus militantes y los precandidatos a candidaturas a cargos de elección popular, debidamente registrados por cada partido.” (Art. 227, LGIPE).
Lo que quiere decir, que, a partir de esa fecha, se acabó la simulación que alguna mente perversa ideó para darle vuelta a la ley y adelantar y sacar ventaja, en los hechos, con actos anticipadísimos de campaña electoral, disfrazados bajo la simulación de una elección interna a un cargo inexistente del partido en el poder.
Tranquilidad para partidos, dirigentes y sus precandidatas, que no tienen ya que ocultar sus intenciones electorales, torcer sus discursos, cuidar sus palabras, negar giras y encubrir actos auto promocionales. Si bien, al estilo de la 4T, en donde no hay mucho apego a los mandatos de la ley, quienes ahora arrancaron su activismo electoral, lo hacen en calidad ya de candidatas, pues la fase de competencia interna entre precandidatas se resolvió y concluyó hace un buen rato, en la etapa de la simulación. Ahora tendrán dos temporadas para su promoción electoral, la precampaña y la, propiamente, oficial de campaña.
En el escenario político-electoral, están quienes las alianzas partidistas, Juntos Haremos Historia (Morena, partidos Verde y del Trabajo) y Frente Amplio por México (PAN, PRI y PRD) y el partido Movimiento Ciudadano, han postulado como sus candidatos a la carrera presidencial, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Samuel García, respectivamente.
En el caso del todavía gobernador en funciones del estado de Nuevo León, Samuel García, llama la atención su prisa por decepcionar a quienes vieron en él “una joven promesa,” una nueva generación con estilo y actitudes diferentes de hacer política, que tanto urge en nuestro país. Para desilusión de sus fans, a Samuel le ganó la ambición de poder.
Recordamos que cuando asumió la gubernatura de su estado, prometió a sus electores que no actuaría como su antecesor, Jaime Rodríguez Calderón, quien dejó temporalmente su cargo ante el espejismo de una candidatura presidencial. Samuel García se comprometió a gobernar los seis años de su mandato. Un compromiso que duró, escasos dos años. Seducido por el canto de las sirenas de Palacio Nacional, cambió de opinión para repetir la historia de su predecesor en la aventura presidencial.
Dante Delgado, líder y dueño de Movimiento Ciudadano, vio en la ambición del joven gobernador la oportunidad para hacer una jugada de tres bandas. El ensayo de una candidatura que le puede traer votos para efectos de más posiciones políticas y prerrogativas para su partido. En un acuerdo o no, con Morena, dividir el voto de la oposición, en beneficio de la candidata oficial. Además de la posibilidad que su partido se placee a lo largo y ancho del país, para tener un mejor posicionamiento político a nivel nacional. Un pilón, nada desdeñable, es la probabilidad de que, en Palacio Nacional, el senador Delgado sea visto con mejores ojos.
Pero resulta que Samuel, no pudo o no quiso llegar a un acuerdo con su Congreso, con mayoría opositora, para que su salida, vía licencia temporal, fuera tersa y sin problemas. Se le hizo fácil imponer condiciones, desoyendo lo que ordena la Constitución del Estado para casos como el suyo, y ardió troya. La ley suprema de Nuevo León establece que, para ausencias menores de 30 días del gobernador, lo podrá sustituir el secretario de despacho que él designe (120 Const.). En caso de ausencias de más de 30 días, corresponde al Congreso del Estado el nombramiento del “ciudadano que se encargue interinamente del Poder Ejecutivo” (Art 122 Const.).
Se trata de un proceso bastante simple, si se está a lo que ordena la ley. La licencia solicitada es por seis meses y, consecuentemente, le toca al Congreso nombrar al interino, pero el gobernador ha acudido a toda clase de chicanas para imponer su voluntad y brincarse la Constitución local. Aún más, la licencia corre a partir del 2 de diciembre, aunque él está en campaña desde el día 20 de noviembre. Esto significa una ausencia de más de seis meses y la Constitución no autoriza licencias de más de seis meses. (Art. 123 Const.)
Qué esperar de un candidato a la Presidencia del país, que, en lugar de mostrarse respetuoso de la ley, busque cómo evadirla; que ignore la división de poderes y su autonomía; que, a base de triquiñuelas y mentiras, pretenda asumir funciones que legalmente corresponden a otro poder, el Legislativo. Vaya perfil que exhibe este candidato, cuando es tiempo de mostrar las cualidades, experiencia, habilidades, aptitudes, porque se trata de ganar votos. Pero, si este gobernador no pudo ni siquiera tramitar su salida del gobierno sin problemas, no quisiéramos verlo atendiendo temas sensibles de carácter nacional.
Samuel parece más un típico político del pasado, ambicioso vulgar se les llama ahora, qué utiliza los cargos como trampolín, no respeta la ley y olvida pronto sus compromisos de campaña.
Algo que comienza mal…
Noviembre 23 de 2023
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