Segunda parte
Por el bien de los niños, acabemos con este abuso.
Y dales una oportunidad, dales una voz
Para crecer fuerte y feliz, para vivir su vida.
Poema Comienza con nosotros, de Emeterio Marti
México registra cada año 5.4 millones de casos, principalmente en los estados de: Tlaxcala, Querétaro y Chihuahua. Cifra impresionante y poco atendida.
Son varios lectores que nos preguntan sobre las actividades que desarrolla Lydia Cacho. Lo que logramos saber, es que la activista, vive en España desde 2019, y recientemente presentó en el Teatro Español de Madrid la adaptación teatral de sus memorias. A sus 58 años, la periodista decidió estar en España después de que unos sicarios entraran en su domicilio, robaran su material periodístico y mataran a sus perritas.
Dicta conferencias con gran éxito, y no pierde oportunidad para abrir la puerta a la denuncia para que no cese la lucha contra la pederastia en todo el mundo, pero principalmente en México, el segundo país latinoamericano más afectado por este flagelo de enfermos mentales.
En psicología, un pederasta –no es un enfermo, es un trastornado- es quien rebasa los pensamientos de atracción, y toca el delito de abuso sexual infantil. Es cierto que en lo social, aun es un tema poco visible, con un alto número de casos no denunciados y asociado a un número importante de mitos que influyen en el conocimiento general del problema.
Son personas absolutamente incorporadas a la sociedad. No hay diferencia, pues no hay patología.
Enfermos mentales que se escudan en grandes fortunas, en puestos políticos y obviamente, en organizaciones criminales que les cuidan las espaldas. En México, solo unos cuántos pagan por su delito hacia niños y niñas. Algunos, son ampliamente conocidos.
Las leyendas urbanas señalan que el llamado gober precioso, Mario Marín seguirá preso en el penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, por la captura arbitraria y sin fundamento -y después el delito de tortura- contra Lydia Cacho, y por asociación delictuosa.
Hay que tener muy presente que es un tema internacionalmente delicado, los procesos legales y judiciales siguen su curso. Son cinco miembros del gabinete de Mario Marín que viven en prisión. Como ejemplo está el exdirector de la Policía Judicial de Puebla, Adolfo Karam, capturado 18 años después de los hechos en contra de Lydia Cacho.
En 2006, el periódico La Jornada publicó una llamada telefónica entre Mario Marín y Kamel Nacif. El Rey de la Mezclilla vive en libertad en Líbano, pero es acusado de comprar y ser tratante de niñas pequeñas y jovencitas para prostituirlas; también de lavar dinero y evasión fiscal en Estados Unidos.
En la llamada Nacif felicitó a Marín por la detención de Lydia Cacho y privarla de su libertad como represalia por la publicación de Los demonios del Edén, libro en el que revela nexos con Jean Succar Kuri, otro empresario capturado por cargos de pederastia. El audio en que Nacif llena de guirnaldas a Marín llamándolo “héroe” y “mi gober precioso”, apelativo por el que es conocido popularmente.
El audio filtrado, además de ser una prueba contundente de la red de trata infantil que estos personajes protegían, da a entender que las botellas de coñac de la que hablan son en realidad menores de edad para “tomarse”.
La gravedad del tema de la pederastia poco a poco va logrando abrirse espacios en la denuncia y sobretodo el seguimiento de las autoridades (muchas, muchas veces atadas de manos ante la influencia de quienes tienen poder político y económico).
Es una adicción en una fase muy severa. No se trata de una enfermedad, sino que se debe a un trastorno psicológico que llega a la obsesión.
No son enfermos, son criminales. Así que, no merecen mayor defensa, merecen la cárcel cuando menos.
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