En medio de los verdes bosques de la Ciudad de México se encuentra un secreto poco conocido: el Volcán Teoca, un antiguo cráter que alberga una singular cancha de fútbol. A más de 2.600 metros sobre el nivel del mar, este sitio ofrece un panorama inusual para los amantes del deporte y la naturaleza. La comunidad de Santa Cecilia Tepetlapa en Xochimilco se ha convertido este espacio en un escenario para partidos apasionados y momentos de convivencia.
Cada fin de semana, los lugareños de Santa Cecilia Tepetlapa se reúnen en las faldas del Volcán Teoca para disfrutar de emocionantes encuentros de fútbol. En un espectáculo natural único, equipos locales compiten en el cráter de este antiguo volcán, que solía ser utilizado como observatorio astronómico durante la época prehispánica.
El Teoca es un volcán con una historia milenaria. Melchor Soto Canchola, jefe de la unidad departamental de servicios culturales en la alcaldía Xochimilco, explica que este volcán se apagó hace millas de años y quedó como un cerrito. Su nombre proviene del náhuatl “Teocalli”, que significa Casa de un Dios. En tiempos prehispánicos, la Teoca fue un lugar de rituales y observación astronómica.
En la actualidad, este volcán ha encontrado un nuevo propósito como cancha de fútbol. La comunidad de Santa Cecilia Tepetlapa, hace cerca de 50 años, decidió instalar una cancha en el cráter. Con esfuerzo y dedicación, limpiaron y nivelaron el terreno. Aunque no cuenta con pasto ni grados, esta cancha ha sido el escenario de innumerables partidos, aportando una experiencia única para los jugadores y espectadores por igual.
El presidente de bienes comunales de Santa Cecilia, Juan Manuel Reza Amaya, es el encargado de coordinar la brigada que mantiene limpio el volcán desde hace 20 años. Además de conservar el sitio, la comunidad también se ha dedicado a combatir incendios forestales en la zona. Desde su torre de vigilancia, a 2.670 metros sobre el nivel del mar, pueden detectar cualquier amenaza.
La comunidad de Santa Cecilia Tepetlapa tiene la visión de convertir el Volcán Teoca en un centro ecoturístico, asegurando que este sitio se conserve para las futuras generaciones. Mientras tanto, la cancha de fútbol en el cráter sigue siendo un testimonio vivo de la conexión entre la naturaleza y la comunidad local. Un espacio que muestra cómo un lugar de culto ancestral ha evolucionado para convertirse en un campo de juego y convivencia.
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