Según dicen, después del éxito de Miley Cyrus “Flowers” ese fin de semana se dispararon las ventas de flores en tiendas y supermercados, parece que el mensaje de “I can buy myself flowers” (yo puedo comprarme mis propias flores) causó un efecto interesante en el público, quien tal vez se dio cuenta que no era necesario esperar a que alguien tuviera el detalle de regalarles flores y que podían hacer eso por sí mismos, como un detalle para sí.
He sido afortunada, y en varios momentos mis amigas me han halagado regalándome flores, es un gesto que me encanta, me hace sentir especial, apreciada, acompañada. Regalar flores es algo que me gusta mucho, me gusta pensar que además de decirle a la persona que la quiero y que pensé en ella, de algún modo estoy desafiando ese rito de que sólo se puede regalar flores como un gesto romántico.
En mi vida sentimental he sido mimada con hermosos arreglos de flores, he de reconocer que me parece un gesto divino y me encantan, sin embargo en el momento en que cambié mi estatus de emparejada por soltera, decidí que ese nunca sería tema y entonces desde hace muchos años si quiero flores, voy al mercado y me compro las que más me gustan.
Todo este asunto floral me puso a reflexionar: ¿Cuántas veces hemos esperado que alguien más nos regale o compre flores? … ¿cuántas veces nos esperamos a que sea alguien más el/la que nos “regale” algo que deseamos? ¿Cuántas veces nos entristecemos porque eso que deseamos no llega de manos de otro (a)? ¿Será que en el fondo no nos hemos dado cuenta que podemos hacerlo por nosotros mismos? ¿Será que nos pesa hacernos cargo de nosotros mismos que “anhelamos” que otro se haga cargo? (Esto último ya fue un desvarío mío que me gustaría abordar en otra columna)…
Hoy te propondría que si (por ejemplo) tu sueño (romántico) es que alguien te regale flores, vayas al mercado más cercano, encuentres tus favoritas y las lleves… que si quieres ir al cine, no esperes a que te inviten y te atrevas a ir solo… que si quieres correr una aventura, hagas tu maleta y te lances a ella… que si quieres un nuevo atuendo, un curso, un detalle… ¡Vayas por él, dátelo tú! De ti para ti con mucho amor.
¿Es increíble tener con quien compartir? ¡Sí! ¿Qué te consientan y tengan detalles contigo? ¡Sí! ¿Qué te apoyen a conseguir tus sueños? ¡Sí! Pero si aprendes a cómo hacerte cargo de ti mismo (a), a darte lo que necesitas, si te das esas cosas que sueñas, si eres tu propio proveedor, lo que llegue de manos de los demás será un maravilloso regalo del que no dependerás y podrás disfrutar al máximo de ese “extra”, de ese “plus” (e incluso eso puede brindarte un poco ante ciertas manipulaciones).
Y tú, ¿qué flores te regalarías?
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