La columna del día Daniel Lee

La otra pandemia por el Covid 19, trabajadores de salud, los más olvidados

Por Daniel Lee

Estamos en la sexta ola de contagios por el Covid 19, y puede ser el preámbulo de otras que vendrán en el 2023 y los siguientes años, y esto es para tomarse muy, pero muy en serio.

Atrás debe quedar la irresponsable narrativa de minimizar el fenómeno porque raya en la indolencia. Nadie queremos más defunciones cuando se pueden evitar como pudo hacerse desde el principio de la pandemia al negar la importancia de hacerse pruebas cuando debían.

Pretender creer que tendremos un sistema de salud como en otros países no es más que un sueño guajiro que nadie cree. No podemos permitirnos que los innumerables errores se repitan otra vez privilegiando la politiquería barata.

En su punto más álgido el Covid 19 afectó la vida emocional del 25 por ciento de los mexicanos al suspender y cambiar los estilos de vida; el confinamiento y la incertidumbre que se vivió entonces trajo consigo un impacto sin precedentes que hoy todavía persiste para muchos.

Y en esto me refiero a que la pandemia, se convirtió en un caldo de cultivo para enfermedades mentales, y aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo su pronóstico para 2030 colocando a la salud mental como la principal discapacidad en el mundo, expertos consideran que los trastornos del Covid 19, adelantaron 10 años este escenario.

La depresión, ansiedad, problemas de personalidad, adicciones y el déficit de atención en la población infantil fueron los trastornos mentales más prevalentes y pudo observarse especialmente en las instituciones escolares.

Trabajar desde casa tuvo también sus consecuencias. Aumentó la obesidad y sobrepeso de muchas personas, debido a que la comida tuvo una enorme relación con nuestras emociones.

La pandemia agravó el problema de los trastornos mentales para miles de mexicanos y a otros, que no los sufrían, simplemente los atrapó.

En México uno de cada cuatro personas de 18 a 65 años han padecido, en algún momento de su vida, un trastorno mental.

Y no podemos olvidar los trastornos mentales provocados por Covid 19 en los trabajadores, en el personal de la salud, en los que sobreviven después de haber sido contagiados, o de los que perdieron a familiares o amigos.

Antes fueron héroes, luego para muchos que lo dieron todo, ni siquiera quisieron considerarlos para un empleo fijo en el sector. Pero… quién hace algo: NADIE.

En el Senado de la República se empuja una iniciativa que busca reformar la Ley General de Salud y adicionarle un artículo 76 Bis, que obligue a la implementación de medidas prioritarias en salud mental en emergencias sanitarias.

En dicha propuesta de artículo destacan dos aspectos:

Que la Secretaría de Salud, los gobiernos de las entidades federativas y el Consejo de Salubridad General, en caso situaciones de emergencia, dicten inmediatamente las medidas indispensables en materia de salud mental orientadas a la prevención, detección temprana y atención de trastornos mentales, así como de prevención del suicidio, en especial de los enfermos y sus familias, de las personas con condiciones médicas preexistentes físicas y/o mentales, de los trabajadores de la salud, especialmente enfermeras y médicos que trabajan directamente con pacientes en cuarentena

Y que las personas que presenten algún trastorno mental, tanto en el sector público como privado, puedan ser incapacitadas con base a las Normas Oficiales Mexicanas.

Pero, apenas uno de cada cinco que lo padecen recibe tratamiento, revelan datos de un estudio de la Organización Mundial de la Salud.

La División de Psiquiatría de la University College London asegura que los sobrevivientes de SARS y MERS similares al SARS COV-2, están en riesgo de enfermedades mentales como depresión, ansiedad, fatiga y trastorno de estrés postraumático en los meses y años posteriores al alta hospitalaria.

Imagínese lo que sucede con todos aquellos que han tenido que atender a decenas de miles de mexicanos para ayudarlos a sobrevivir. Aquí se los dejo de tarea… Hasta la próxima.

Un país y sus habitantes que ven morir, o son testigos de la muerte de más de 73 mil personas en seis meses es una cosa demencial que pone al más picudo al borde de la depresión, y algunos, de la locura.

Que transitar de un modelo asistencial a uno de salud, en España, les ha redituado en que por cada euro que invierte el estado en centros de atención y rehabilitación de personas con discapacidad mental, se triplica dicha inversión con su retorno a la sociedad.

Como sabemos, la pandemia transformó radicalmente nuestras actividades.

Debido al confinamiento y la incertidumbre provocada por la pandemia se cambiaron hábitos de vida señaló el especialista, por ejemplo, trabajar en casa, ordenar comida rápida e incrementar el sedentarismo.

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