¿Alguien puede poner en duda que históricamente las mujeres han sido actores sociales que permiten generar identidad, enseñanza, transmisión de normas éticas, pactos, solidaridad, tejido social?
Con esta premisa, María del Carmen Orihuela Gallardo, doctora en Estudios mesoamericanos y posdoctorante del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México, citada por el actual número de Gaceta UNAM, sintetizó su análisis de las narrativas que sobre la emergencia sanitaria de SARS-CoV-2 se construyeron entre mujeres nahuas de Puebla y Morelos, mazahuas del Estado de México, otomíes de Puebla y mayas peninsulares.
Su conclusión es que, durante la pandemia, por medio de prácticas comunitarias, las mujeres ayudaron a estabilizar el daño a la salud física y emocional de los pueblos originarios, y lo lograron gracias a que intercambiaron cuidados y conocimientos de medicina tradicional con otras mujeres, tanto para fortalecer la salud, como para atender la enfermedad.
Orihuela Gallardo dio a conocer en su conferencia “Las mujeres ante la pandemia de Covid-19: una mirada a la dimensión intersubjetiva de la dinámica comunitaria indígena”, que, al tratarse de un padecimiento asociado con resfriados, promovieron el consumo de plantas y alimentos calientes como el jengibre, la canela, el ajo, la cebolla. También, relacionaron que el covid venía del exterior y con los vientos, pero que era diferente de otros padecimientos que se curan con limpias.
Y trascendió cómo privó el sentido común, pues, aunque la pandemia limitó las actividades colectivas, se mantuvieron las relacionadas con los ciclos agrícolas y las lluvias, para tener buenas cosechas y garantizar su alimentación. Así, las mujeres fortalecieron la alimentación basada en la milpa –maíz, frijoles, quelites– con la recolección de plantas e insectos comestibles, y árboles frutales.
Otro dato que consideró la especialista es que durante el primer año de pandemia muchos migrantes regresaron al campo, con lo que la felicidad de las mujeres, de tener a sus maridos e hijos con ellas, pudo haberse considerado como un factor de estabilidad emocional con los consecuentes beneficios a la salud.
Esta conferencia fue parte del ciclo “La pandemia de la sociedad” organizado por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Chile, la Universidad de Tarapacá y la Red Latinoamericana de Sistemas Sociales y Complejidad.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ
Agregar comentario