Cada segundo jueves de marzo, se celebra y promueve el acceso a la educación sanitaria y la prevención de enfermedades renales. Pero ¿cuál es la importancia de la salud renal?
Como sabemos los riñones, tienen una función básica para nuestro cuerpo, ya que filtran los desechos y el exceso de líquidos en la sangre, para luego ser expulsados a través de la orina.
La enfermedad crónica del riñón, conocida como insuficiencia renal crónica, significa la pérdida de la función de estos dos órganos vitales para el cuerpo, y cuando esta alcanza una etapa avanzada, los niveles de líquidos, electrolitos y los desechos pueden acumularse de tal manera que se vuelven peligrosos y en ocasiones, mortales.
Los signos y síntomas de esta enfermedad se desarrollan con el paso del tiempo, y avanzan tan lentamente que pocas personas hacen caso de los avisos de nuestro cuerpo para revisarnos con un especialista.
Algunos de los síntomas, pueden ser: náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga y debilidad, problemas de sueño, cambios en la producción de orina, espasmos musculares y calambres, hinchazón de pies y tobillos y presión arterial alta.
En ocasiones, otros factores pueden aumentar el riesgo la dicha enfermedad como son: la diabetes, la presión arterial alta, enfermedades del corazón, el tabaquismo y la obesidad.
Con los avances de la medicina moderna, las enfermedades provocadas en los riñones pueden ser tratadas de manera muy efectiva; sin embargo, cuando se alcanza la enfermedad renal crónica, ya no tiene cura. Generalmente tiene un tratamiento agresivo, que consiste en medidas que solo ayudan a controlar los síntomas, reducir las complicaciones y retrasar la progresión de la enfermedad
Pero ¿cómo podemos realizar una detección temprana?
Basta con un análisis de sangre y orina. Si nuestros riñones están trabajando normalmente, los niveles estarán en los patrones adecuados, pero si hay algo fuera de lo común, es motivo para realizar un estudio mucho más a fondo. No todos los valores extraños, significan que hay problemas, esto se puede deber a una simple infección de orina, a nivel vesicular, o, incluso en la circulación sanguínea.
Recuerda siempre hacer caso a los avisos de tu cuerpo y acudir al médico a la menor señal.
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