Redacción: Raquel García
La cuarta temporada de The Witcher, ya con Liam Hemsworth como Geralt de Rivia, se ha desplomado en audiencia y aprobación crítica. La serie registró la mitad de visualizaciones que entregas anteriores.
La cuarta temporada de The Witcher, estrenada por Netflix, ha generado una intensa controversia debido a la notable caída en audiencia y recepción crítica que acompañó la transición del papel principal de Geralt de Rivia de Henry Cavill a Liam Hemsworth. Inicialmente considerada una de las grandes apuestas de la plataforma, la serie ha enfrentado un declive sostenido desde la segunda temporada, intensificado por el cambio de protagonista y decisiones narrativas divisivas. A pesar de la expectativa por la renovación de la franquicia, la cuarta entrega se convirtió rápidamente en la peor valorada por el público y la crítica especializada, alcanzando apenas un 18% de aprobación en Rotten Tomatoes y ocupando por poco tiempo los puestos altos en el ranking global de Netflix.
Las cifras demuestran el descontento: la temporada 4 sumó solo 7,4 millones de visualizaciones en sus primeros días, menos de la mitad de lo alcanzado por la segunda y tercera temporadas. Además, las opiniones de los fans revelan un rechazo generalizado, con puntuaciones muy bajas en plataformas como Metacritic, IMDb y otros agregadores de reseñas. La decepción por la salida de Cavill y la recepción tibia de Hemsworth como Geralt han debilitado fuertemente la confianza en la franquicia, pese a que Netflix ya confirmó una quinta y última temporada para concluir la historia.
Las críticas apuntan no solo al cambio de actor sino también a problemas de tono, narrativa y adaptación, que han hecho que The Witcher pierda parte de su identidad original y entusiasmo entre su base de seguidores. Episodios que antes generaban expectativa ahora apenas superan aprobaciones mínimas, y la serie ha sido rápidamente superada en popularidad por otros contenidos dentro del catálogo de la plataforma. El aumento significativo en el presupuesto, que la convierte en una de las producciones más costosas de Netflix, no ha logrado traducirse en mejores resultados creativos ni comerciales.
La cuarta temporada de The Witcher representa un punto de inflexión para una franquicia que en su primera temporada parecía destinada a liderar la televisión de fantasía. La combinación de decisiones creativas controvertidas, el desgaste en el guion y la compleja recepción del nuevo protagonista han marcado el desgaste progresivo de la serie. Los próximos capítulos determinarán si la quinta entrega logra recuperar la confianza y el interés del público, o si el desenlace será el cierre definitivo de una saga que alguna vez fue el estandarte de Netflix en el género.
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