Redacción: Daniela Paredes Rocha
Un pueblo marcado por la fe, la violencia y la desesperación sirve de escenario para una historia intensa. En El diablo a todas horas, Tom Holland y Robert Pattinson protagonizarán un thriller psicológico que explora los límites de la rendición en una América profunda y siniestra.
En septiembre del 2020, Netflix estrenó El diablo a todas horas, un intenso thriller que, aunque captó la atención del público en su lanzamiento, pronto quedó en el olvido. Dirigida por Antonio Campos y protagonizada por Tom Holland y Robert Pattinson, la película está basada en la novela homónima de Donald Ray Pollock.
La historia se desarrolla en el reducido y sombrío pueblo de Knockemstiff, en Ohio, y sigue a Willard Russell (Bill Skarsgård), un hombre que, enfrentando la enfermedad terminal de su esposa, recurre a la religión hasta convertir sus oraciones en sacrificios desesperados. Su hijo Arvin (Tom Holland) podría convertirse en la ofrenda final de este espiral de violencia y de fe distorsionada.
Holland ofrece aquí una de sus actuaciones más significativas y conmovedoras, mientras que Robert Pattinson interpreta a Preston Teagardin, un pastor carismático y perturbador. A lo largo de su recorrido por Ohio, Arvin enfrentará a una pareja involucrada en actos inadecuados (Jason Clarke y Riley Keough) y a un sheriff corrupto con un pasado complicado (Sebastian Stan).
La película se distingue por una ambientación sombría, siniestra y opresiva, que refuerza la intensidad de la narrativa: escenas memorables, como la iglesia con Harry Melling, estarán grabadas en la memoria del espectador. Además, el reparto incluye nombres relevantes como Mia Wasikowska, Eliza Scanlen o Haley Bennett, quienes contribuyen fuerza al relato.
El diablo a todas horas es un drama cargado de mucha oscuridad, tensión moral, donde la fe, la fuerza desmedida y el destino se cruzan en un pueblo marcado de dolor. The Devil All the Time retrata la América profunda como un lugar donde los pecados se heredan y la expiación se refleja en un espejismo.
La fotografía sombría y la narración en off refuerzan un tono depresivo de una historia, mostrando el alma humana sin recurrir a héroes, sino a sobrevivientes atrapados en un sistema que los absorbe. Cada escena se vuelve una pieza de un rompecabezas de culpa, castigo y violencia heredada.
En definitiva, El diablo a todas horas es ideal para quienes disfrutan de thrillers góticos, actuaciones increíbles y narrativas que nos dan un respiro, ofreciendo un retrato alarmante y perturbador de los extremos a los que pueden llevar la fe y la desesperación humana.
Lo que te salva no es el alma, sino la conciencia de haber sobrevivido. Una película que no se mira: se resiste, se atraviesa y se recuerda. Disponible en Netflix.
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