Redacción: Inés Arroyo
La boda de Alejandra Capetillo, hija de Biby Gaytán y Eduardo Capetillo, se convirtió en tema de conversación no solo por su elegancia, sino por una decisión que desató controversia: la pareja pidió a sus invitados transferencias bancarias como regalo de bodas. Esta solicitud ha generado opiniones divididas y reacciones encontradas en redes sociales y medios del espectáculo.
El enlace con el empresario libanés Nader Shoueiry se celebró en la Hacienda Zotoluca, en Hidalgo, con una ceremonia que unió elementos de la cultura mexicana y libanesa. Al evento asistieron familiares, amigos cercanos y personalidades del medio artístico. Sin embargo, lo que más llamó la atención no fue el vestido ni la decoración, sino la forma en que los novios decidieron recibir sus obsequios.
De acuerdo con el programa “Ventaneando”, Alejandra y Nader pidieron depósitos en lugar de regalos materiales. Aunque en otros países esta práctica es común, en México sigue siendo poco habitual, sobre todo en eventos de figuras públicas. Algunos internautas aplaudieron la decisión, considerándola moderna y funcional; otros la criticaron por parecer impersonal o poco elegante.
La controversia creció cuando surgieron rumores sobre una posible dificultad económica por parte de Eduardo Capetillo. Sin embargo, el encargado de la hacienda, Julio Uribe, aclaró que todos los pagos se realizaron en tiempo y forma, desmintiendo cualquier versión que pusiera en duda la solvencia de la familia.
Ni Alejandra Capetillo ni sus padres han emitido declaraciones al respecto. La atención mediática, más allá del evento, se ha centrado en los cambios de costumbre que representan este tipo de decisiones en bodas de alto perfil.
En una época en la que las tradiciones evolucionan y las expectativas sociales se transforman, la boda de Alejandra Capetillo abre una nueva conversación: ¿estamos listos para aceptar que las formas de celebrar, incluso en las familias más visibles, también cambian?
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