Redacción: Inés Arroyo
Para frenar la reaparición del gusano barrenador en el sur del país, el gobierno federal ha retomado una estrategia efectiva y amigable con el medio ambiente: liberar moscas estériles para eliminar esta plaga que afecta a animales e incluso a personas.
El gusano barrenador es la larva de la mosca “Cochliomyia hominivorax”. Esta especie pone sus huevos en heridas abiertas y, al nacer, las larvas se alimentan del tejido vivo. El daño que causa a la ganadería es grave, y también puede representar un riesgo para la salud humana.
La solución consiste en criar millones de estas moscas en un laboratorio, esterilizarlas con radiación y luego soltarlas en zonas afectadas. Al aparearse con hembras silvestres, no se produce descendencia, lo que reduce la población de manera natural.
México utilizó esta técnica durante décadas. Incluso operó una planta de producción en Chiapas hasta 2013, cuando el país fue declarado libre del gusano barrenador. Sin embargo, el regreso de brotes en el sur obligó a reactivar la estrategia, esta vez con apoyo de la planta ubicada en Panamá, la única que opera actualmente en el mundo.
Desde noviembre de 2024, se han liberado en territorio mexicano cerca de mil millones de moscas estériles, enviadas desde Panamá por vía aérea. Las pupas llegan a Tuxtla Gutiérrez, donde se preparan para su liberación desde aviones. Cada semana se distribuyen entre 60 y 90 millones.
El secretario de Agricultura, Julio Berdegué, informó que la técnica es avalada por organismos internacionales y pidió reabrir la planta mexicana para reducir la dependencia del extranjero. Además, se construirá un nuevo centro en Tuxtla, que comenzará a operar en noviembre de 2025.
El gusano barrenador no solo causa pérdidas económicas; también representa un riesgo sanitario. Con esta estrategia, el gobierno busca frenar su avance sin dañar el medio ambiente y proteger la salud de millones de animales en el país.



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