Redacción: Inés Arroyo
La Tarjeta de Movilidad Integrada (MI), usada por millones en el Metro de la Ciudad de México, tiene un tiempo limitado para usar el saldo recargado. Cada recarga dura hasta 300 días naturales (casi 10 meses) desde la fecha en que se realizó. Si no se usa dentro de ese plazo, el dinero se pierde y no hay forma de recuperarlo.
Esta regla busca que la tarjeta se use con frecuencia y que no se acumule saldo sin movimiento. Pero representa un riesgo para quienes recargan grandes cantidades y no viajan seguido. Además, el saldo máximo permitido en la tarjeta es de 500 pesos, para evitar pérdidas grandes en caso de robo, extravío o caducidad.
Para no perder saldo, es importante usar la tarjeta regularmente y revisar cuánto tiempo ha pasado desde la última recarga. Las recargas se pueden hacer en taquillas, máquinas automáticas y aplicaciones móviles. También es posible consultar el saldo y movimientos en la página oficial de la Secretaría de Movilidad CDMX.
Si la tarjeta se daña o no funciona, se puede transferir el saldo a una nueva tarjeta en los módulos de atención de las estaciones Balderas (Línea 1) y Zócalo (Línea 2). Solo se necesita presentar la tarjeta dañada y una nueva en buen estado.
Este sistema de vigencia busca proteger a los usuarios y asegurar un uso activo del servicio. Sin embargo, ¿están los usuarios bien informados para evitar que su saldo expire sin aviso? ¿Qué puede hacer el sistema para mejorar la comunicación y proteger el dinero de los usuarios?
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