Bodas, asesinatos y hasta un incendio, son algunos de los eventos ocurridos en el “Café de Tacuba” que, hasta la fecha, es considerado uno de los restaurantes más emblemáticos y antiguos en el Centro de la Ciudad de México.
El “Café de Tacuba” ubicado a pocas cuadras de la plaza de la Constitución, con 100 años de historia y una variedad increíble de platillos típicos mexicanos y una arquitectura que lo vuelven un punto de reunión para amigos y familiares, donde se comparten un sin fin de emociones y se aprecia la historia alrededor de todas sus paredes.
En pleno siglo XX donde la competencia gastronómica no había alcanzado su máximo esplendor y en una época donde los intereses tanto de los medios de comunicación, como de las personas estaba centrada en otras cosas y no tanto en lo que la cocina hacía, fue ahí donde Dionisio Molinedo tuvo la mejor idea de su vida, iniciar un restaurante en una casona del siglo XVII.
Dionisio Molinedo creó el “Café de Tacuba”, un lugar donde podría compartir con la gente de la capital las delicias que la cocina mexicana tiene para ofrecer en un restaurante que hoy en día tiene más de 100 años de historia, como un efecto secundario, no solamente la gente de la capital empezó a visitar el “Café de Tacuba” rápidamente al lugar llegaron millones de personas que hablan lenguas del extranjero que han venido desde lejos para comer y probar lo que tiene para ofrecer “Café Tacuba”.
Como mencionamos al inicio, en el “Café de Tacuba” han sucedido una serie de acontecimientos importantes para el lugar, uno de estos es la boda de Diego Rivera en 1922, con la novelista Guadalupe Marín, donde el restaurante fungió como recepción para su boda.
Otro acontecimiento importante sucedido en este emblemático lugar fue el asesinato del gobernador de Veracruz, Manilo Fabio Altamirano Flores, este se encontraba como cualquier persona normal comiendo en compañía de su familia, cuando su atacante irrumpió en el café, y directamente le pegó un tiro entre ceja y ceja, desafortunadamente para el gobernador fue su última cena.
No todo era risa y diversión en el “Café de Tacuba” en 1999 por culpa de un accidente, un gran incendio envolvió en llamas una buena parte del salón principal, por suerte no pasó a mayores gracias a los bomberos, que una vez restaurado el restaurante se les invitó a desayunar como agradecimiento por sus servicios.
La biblioteca del congreso que se encuentra ubicada frente al Café, anteriormente el convento de Santa Clara es otro distintivo del lugar, ¿por qué? precisamente porque la parte trasera del Café era propiedad de la casa de asistencia para mujeres dementes en la época de la colonia o también conocido como el Hospital de la Canoa.
Cuenta la leyenda que ahí aparece “La monja del Café” que hoy todavía vaga flotando por todos los rincones del Café y durante las noches más solitarias y frías dicen que el fantasma de la monja suelta un largo suspiro de pena, aunque muchas otras personas la consideran una especie de protectora para todos los que visitan el lugar.
La década de los 30´s fue donde el “Café de Tacuba” tuvo su momento más importante porque el lugar se convirtió en el punto de reunión de muchos políticos de la época como Plutarco Elías Calles o López Portillo, incluso la esposa de este último quedó fascinada con el lugar y convenció a los propietarios para abrir una sucursal en Polanco y otra más en el centro de convenciones de Acapulco.
Un restaurante que tiene años de antigüedad y sigue manteniendo su popularidad y sazón, es algo de admirar y más aún por el hecho de que conserva no sólo su calidez, sino las tradiciones de la cocina mexicana, con el metate, el comal y el molcajete, todo esto sumado a los ingredientes y el amor con el que cocinan la gran variedad de platillos que sirven diariamente.
Un lugar lleno de recuerdos, historia y muy buena comida, años de historia lo respaldan y a pesar de haber transcurrido tanto tiempo, mantiene su popularidad y el amor del público que decide atravesar las puertas de la casona y darle una oportunidad a uno de los mejores y más completos restaurantes del Centro Histórico de la Ciudad de México que sigue sorprendiendo a propios y extraños.
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