La columna del día José Manuel Rueda Smithers

La ciencia, sin importancia para esta administración

CULTURA IMPAR José Manuel Rueda Smithers

Ahí comprendí yo, entonces que la ciencia, no es tan ciencia cuando no tiene conciencia.
¡Porque en esos mismos caminos donde muchos médicos no andan, cruza a galopes la muerte va y viene la desgracia!

Poema Que me perdone la ciencia
Se le adjudica a Claudio Martínez Pavia, periodista argentino (1887-1970).

La ciencia en México sigue en picada: por instrucciones del presidente López, eliminan el concepto de al menos el 1% del PIB al desarrollo científico.

De acuerdo con la iniciativa de Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación enviada por el presidente, quedó anulado el compromiso marcado dentro del artículo 9 Bis de la Ley de Ciencia y Tecnología, que dispone el monto anual que entidades federativas y municipios deben destinar a las actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico, y que no podrá ser menor al 1% del Producto Interno Bruto del país. Desde hace años, no llega ni al .4por ciento, o sea, ni a la mitad.

Desgraciadamente la noticia es real. La investigación y el desarrollo científico en el país dejarían de contar con un compromiso presupuestal mínimo debido a que desde Palacio Nacional se eliminó la cláusula que obliga al Estado a destinar, al menos, el 1% del PIB a este rubro.

En información difundida principalmente por animalpolítico.com, se lee bajo la firma de Dalila Sarabia, después de entrevistar a Alma Maldonado y Brenda Valderrama, investigadoras y miembros de la Red ProCienciaMx, lo que consideran que la eliminación de recursos es una maniobra para destinar menos dinero al desarrollo e investigación científica del país, además de anular los reclamos fundados de la comunidad respecto a la exigencia sobre garantizar los mínimos en el desarrollo científico y tecnológico.

Cuando los legisladores dicen trabajar en comisiones, en ocasiones ni siquiera leen los textos que se les presentan (elaborados la mayoría de las veces por sus equipos de trabajo), y reciben una tarjeta con las sugerencias respecto de cómo debe ir su voto respectivo.

Ahora, las investigadoras explican: “Nunca se ha logrado el 1%, ese es un hecho, pero también está la perspectiva de siempre tener una meta que alcanzar; es un marco muy adecuado que sirve de presión y ahora sin ello queda muy desvanecida esa finalidad (…) hablan de cosas muy generales como ‘suficiente’, ‘necesario’, etcétera, pero esos adjetivos, al no llevar un componente numérico, son más ambiguos y nos lleva a pensar que ni siquiera habrá ese mínimo al que apuntar”, consideró Maldonado, del departamento de investigaciones educativas del Cinvestav.

Esto quiere decir que para la política, sin importar su color o el año en que ejerza su poder, lo menos importante es desarrollar la ciencia. Tal vez porque no prende luminarias de adorno para quienes legislan al momento. En la propuesta actual no solo no se contemplan los fondos y fideicomisos -que se prohíben- y se elimina la mención al compromiso nacional de invertirle el 1% del PIB a la ciencia.

El asunto es que ahora, el documento presentado a los diputados menciona que el sr. López solo habla de “un presupuesto necesario y suficiente”. De por sí, cada año en México la ciencia se aleja de una necesaria inyección de recursos, que contempla la ley, pero que no llega ni a la mitad de lo especificado. Está por abajo del 0.40 por ciento del PIB, y que conste que así es desde sexenios pasados, incluido también el del iletrado Peña Nieto.

En su conclusión, Dalila Sarabia menciona con claridad que además de la iniciativa enviada por el presidente López, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado hay cuatro propuestas adicionales impulsadas por la comunidad científica y legisladores de distintos partidos.

¿Harán caso a alguna que no lleve la bendición del mesías?

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