Desafortunadamente la discriminación es una práctica constante que sigue destruyendo los esfuerzos por conseguir un mundo más justo y equitativo, donde las personas enfrentan algún tipo de discriminación por quienes son o por lo que hacen.
Se considera discriminación a cualquier acto o comportamiento que tiene por objetivo o resultado la violación de los derechos humanos fundamentales que impida que las personas disfruten en pie de igualdad, ya sea por su raza, género, preferencia sexual, creencias religiosas, limitación cognitiva u alguna enfermedad –por mencionar algunas–.
Por ello, en 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 1 de marzo como el Día de la Cero Discriminación, con el objetivo de plantarle cara a la discriminación de todo tipo y que toda persona pueda vivir una vida plena y productiva con dignidad.
Su base es el Artículo 1° de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que estipula que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derecho”.
En nuestro país, la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS, 2017) señala que 20 por ciento de la población de más de 18 años declaró haber sido discriminada; el 24 por ciento de la población indígena de más de 12 años, informó haber experimentado al menos una situación de discriminación en los últimos cinco años.
En el mundo, aún existen leyes que incentivan a su población a tratar de manera diferente a las personas por algún tipo de condición, privándolos de servicios esenciales, negándoles injustamente un modo de vida digna por quienes son, hacen o por a quienes aman, todas estas leyes se oponen a los derechos humanos y las libertades fundamentales que todo individuo debe tener.
La discriminación no solo afecta a individuos o a un grupo de personas, sino también tiene una repercusión en la población en general, pues se limita el acceso a la educación e impiden que las sociedades se beneficien de una fuente de talentos ampliada, por su parte, la discriminación por motivos raciales causa sufrimiento individual pero también debilita la cohesión social.
La conmemoración de este día va de la mano con el compromiso compartido de acabar con el sida para 2030, ya que, las desigualdades estructurales obstaculizan las soluciones probadas en la prevención y tratamiento del VIH, donde en ocasiones las personas que padecen esta enfermedad prefieren callar y no atenderse por miedo a ser señalados y excluidos por la sociedad, decisión que les cuesta la vida.
Es momento de plantarle cara a la discriminación, por lo cual en este día es importante compartir mensajes que permitan disminuir los perjuicios de la sociedad a través de los hashtags #ZeroDiscriminación o #DiscriminacionCero.
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