La Segunda Guerra Mundial, fue un acontecimiento que sin duda a todas las personas nos deja frías con solo conocer la historia que se vivió en Europa a mitad del siglo XIX, y no sólo nos ha enseñado con el paso del tiempo lo que una guerra y desacuerdos políticos ocasionaron, sino que nos ha enseñado mucho más a cerca de la tolerancia, el respeto, la empatía y la solidaridad como seres humanos.
En 2005 la UNESCO declaró el 27 de enero como el día para conmemorar a las víctimas del Holocausto, pues fue en 1945 cuando las tropas soviéticas liberaron el campo de concentración más grande y más terrible, en Auschwitz-Birkenau, donde aproximadamente murieron 1.1 millones de personas, de las cuales un millón eran judíos.
Conmemorar la vida de las víctimas no sólo nos invita a recordar lo que históricamente pasó, sino también lo que un líder con malas intenciones puede provocar, un desastre y una tragedia mundial, pues no sólo afectó la vida de millones de personas, sino que incluso, muchas décadas después este acontecimiento siguió teniendo repercusiones en países involucrados en la guerra.
También, aparte de recordar este genocidio, lo más importante para destacar, es que, como humanidad, deberíamos tener muchos más valores, cuidar de todos en la sociedad, respetar a las personas, por ser seres humanos, sin importar la condición, las creencias, los gustos, las formas, los tamaños, los colores, cualquier persona, es un ser humano, que merece ser tratado con dignidad y respeto frente a la condición que sea.
Y tener este día para conmemorar, no sólo debería estar presente el 27 de enero de cada año, sino cada uno de nuestros días, en cada injusticia que vemos.
Recordemos ser empáticos con las personas de nuestra misma nación, pues todos los cambios grandes, comienzan con pequeñas acciones, como dicen por ahí: “Que el privilegio, no nuble la empatía”.
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