Redacción: Naomi Vargas
Un estudio reciente advierte que dormir bajo luz artificial aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos mentales. Especialistas alertan sobre los efectos negativos de este hábito nocturno en el reloj biológico y en la salud general. Apagar las luces antes de dormir podría ser clave para proteger tu cuerpo y mente.
Muchas personas no lo saben, pero una costumbre tan cotidiana como dormir con la luz encendida podría estar pasando factura a la salud. Recientemente, investigadores de la American Heart Association (AHA) alertaron que la exposición a luz artificial durante la noche —ya sea de lámparas, pantallas, faros exteriores o contaminación lumínica— puede interferir con procesos vitales del cuerpo y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño e incluso problemas de salud mental.
La investigación analizó datos de más de 450 adultos con promedio de 55 años, midiendo la cantidad de luz presente en sus hogares por la noche y evaluando su salud con pruebas cerebrales y metabólicas. Los resultados mostraron que cerca del 17 % de quienes dormían con una luz considerable presentaron complicaciones cardiovasculares, una cifra que sorprendió por su magnitud.
El mecanismo detrás del daño parece estar vinculado al desajuste del ritmo circadiano y a la supresión de la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. La luz impide su liberación, lo que altera los ciclos de descanso, incrementa el estrés cerebral y puede desencadenar inflamación arterial, un factor asociado al desarrollo de enfermedades del corazón.
El impacto no se limita al corazón: otros estudios recientes también han encontrado que malos hábitos de sueño —como horarios irregulares, pocas horas de descanso o exposición constante a luz nocturna— se asocian con un aumento en el riesgo de hipertensión, trastornos mentales, problemas metabólicos e incluso mayor mortalidad.
Ante este escenario, especialistas en salud recomiendan medidas simples pero efectivas para mejorar la calidad del sueño y proteger el bienestar general:
- Dormir en completa oscuridad, usando cortinas, apagando lámparas y cerrando puertas para evitar filtraciones de luz.
- Mantener un horario regular de sueño: ir a la cama y despertar a la misma hora todos los días.
- Evitar pantallas brillantes al menos una hora antes de dormir, ya que la luz azul también interfiere con la producción de melatonina.
- Crear un ambiente tranquilo, fresco y libre de ruido, ideal para un descanso reparador.
En un mundo cada vez más iluminado y conectado, estos cuidados vuelven más urgente que nunca recuperar entornos de sueño adecuados. Porque, como advierten los expertos, un pequeño cambio en tu cuarto —como apagar una luz— puede ser una gran diferencia para tu salud.
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