Redacción: MaJo Gutiérrez
Jacob Elordi ha cimentado una trayectoria ambiciosa y vertiginosa que lo ha transformado, en menos de una década, de ídolo juvenil a uno de los actores más solicitados y elogiados de la industria.
Su filmografía no sólo es diversa, sino que refleja un claro apetito creativo: ha elegido consistentemente roles complejos, emocionalmente densos y provocadores que buscan romper cualquier estereotipo. Este camino, que lo llevó a ser la cara de fenómenos globales, hoy lo perfila para uno de los desafíos más grandes de su carrera: interpretar a la criatura en la nueva versión de “Frankenstein” dirigida por Guillermo del Toro.
La versatilidad de Elordi se hace evidente al contrastar sus inicios con sus proyectos recientes. Si bien “El stand de los besos” (como Noah Flynn) lo catapultó a la fama mundial en Netflix y definió su impacto mediático juvenil, el actor australiano rápidamente buscó registros más oscuros y maduros. Películas como “La colección mortuoria” mostraron su capacidad para sostener intensidad psicológica, mientras que cintas como “2 Hearts” y la secuela de “El stand de los besos” le permitieron explorar la vulnerabilidad y los matices emocionales. Su debut, en la irreverente comedia australiana “Swinging Safari”, ya daba cuenta de su naturalidad frente a la cámara.
Su consolidación como actor de cine de autor ocurrió con una serie de papeles arriesgados y aclamados por la crítica. Su interpretación de Elvis Presley en “Priscilla” de Sofia Coppola le valió elogios por su actuación contenida y emocional, centrada en las sombras del ícono musical. El papel de Felix Catton en “Saltburn” lo convirtió en un fenómeno cultural por su magnetismo y aura peligrosa, mientras que en “On Swift Horses” y “Oh, Canadá” se adentró en dramas contemplativos y complejos. Incluso en roles secundarios como el thriller “Aguas Profundas”, Elordi aportó misterio y tensión erótica.
Ahora, con proyectos tan diversos como el road movie satírico “The Sweet East” en su filmografía, su próxima transformación en la Criatura de Frankenstein promete ser radical. Dicho papel, uno de los más exigentes físicamente en la literatura, consolida su estatus como un actor serio, capaz de fusionar tragedia, monstruosidad y vulnerabilidad. La trayectoria de Elordi demuestra que su ambición creativa es el motor de una evolución vertiginosa, convirtiéndose en un rostro indispensable del cine contemporáneo.

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