Redacción: Dania Cruz
Yseye Appleton, uno de los creadores escénicos más originales y versátiles, explora la fragilidad del ser humano en una propuesta interdisciplinaria que gira en torno a un payaso. Este personaje, tras el maquillaje y el vestuario que utiliza para hacer reír al público, esconde una profunda tristeza y una falta de ganas de seguir viviendo. Creada por el colectivo Oveja Negra, Reves es una obra escénica que fusiona danza contemporánea, circo, teatro y música en vivo. En ella aparecen un payaso agotado de fingir alegría y decidido a quitarse la vida, un malabarista abrumado por voces críticas en su mente, y un artista aéreo que aún lucha por aceptar su transición de género.
El director del colectivo Oveja Negra, Yseye Appleton, compartió en una entrevista que el punto de partida de Reves fue una experiencia muy personal: la contradicción de dedicarse a entretener al público —en especial a niños y familias que ríen durante las funciones— y, al finalizar, enfrentarse a la soledad. De ahí surge el contraste entre los personajes del payaso y la realidad íntima de quien lo interpreta. Para construir el espectáculo, el director se inspiró en el célebre chiste de Pagliacci, el payaso triste que visita al médico en busca de ayuda. El doctor le sugiere que vaya a ver al gran comediante Pagliacci para animarse, a lo que el paciente responde: “Doctor, yo soy Pagliacci”.
El también bailarín y creador escénico explicó que muchos ven a estos personajes como figuras alegres o invencibles, incapaces de sentir tristeza ante las dificultades. Por eso, en una parte de la obra, el payaso se enfrenta a sí mismo, recuerda sus sueños y el propósito que alguna vez lo motivó, y finalmente toma la decisión de quitarse el maquillaje, el vestuario y la máscara que lo oculta. Para ampliar la pieza, Appleton invitó a otros artistas circenses. Durante el proceso creativo, descubrieron que muchos compartían ese conflicto entre lo que muestran y lo que sienten. El malabarista vivía con el temor de fallar, de que se le cayera una pelota; en escena, intenta reconciliarse con ese miedo, permitiéndose fallar y jugar con sus errores, reconociendo que, en el fondo, no es tan grave equivocarse. También el trapecista atraviesa un conflicto personal: siente miedo a las alturas y enfrenta dudas sobre su identidad de género. En escena, cada personaje vive un proceso de transformación, dejando al público con el mensaje de que todos los seres humanos enfrentamos dificultades internas, pero también existen caminos para superarlas.
El director Yseye Appleton expresa que algunos actos circenses del espectáculo pueden interpretarse como sueños del payaso. Appleton se caracteriza por explorar múltiples dimensiones en sus obras, con un enfoque artístico que cruza disciplinas. Aborda la física cuántica desde el movimiento, se inspira en la teoría del caos sin temor, y combina la precisión del bailarín con la complejidad emocional del payaso.
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