Tras el trágico asesinato de Ximena Guzmán Cuevas y José Muñoz Vega, dos cercanos colaboradores (Secretaria particular y Asesor) de la Jefa de Gobierno Clara Brugada, la administración capitalina enfrenta un momento de profundo luto. Ambos funcionarios no sólo eran piezas clave del equipo actual, sino también figuras con una trayectoria amplia en la vida pública de la ciudad.
Ximena Guzmán Cuevas era socióloga por la UAM Xochimilco y maestra en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Su vocación de servicio la llevó a desempeñar cargos importantes desde hace más de 15 años, destacando su papel como secretaria particular de Clara Brugada tanto en la alcaldía Iztapalapa como en la actual Jefatura de Gobierno. Su paso por el servicio público incluyó labores en la Secretaría de Gobierno, así como en áreas estratégicas de seguimiento institucional. Además, contaba con formación en cultura física, obtenida en La Habana, Cuba, lo que mostraba su interés integral por el desarrollo social.
Por su parte, José Muñoz Vega fue politólogo con una carrera sólida en los ámbitos legislativo y ejecutivo. Con experiencia en temas como desarrollo social, políticas urbanas, finanzas públicas y procesos parlamentarios, fue asesor en la Cámara de Diputados, en la Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal, y en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Su trabajo con Brugada se remonta a su gestión en Iztapalapa, donde fue coordinador de asesores durante dos administraciones, y en la actualidad ocupaba ese mismo cargo en el gobierno capitalino.
Ambos compartieron una ruta profesional centrada en la transformación social de Iztapalapa y de la ciudad. Su vínculo con Clara Brugada se basaba en la confianza, la convicción política y el compromiso con las causas sociales. Hoy, su legado queda marcado por una entrega absoluta al servicio público y una defensa firme del bienestar colectivo.
La jefa de Gobierno ha reiterado que no habrá impunidad en este caso, mientras el gobierno capitalino y sus instituciones continúan con las investigaciones. La pérdida de Ximena y José no sólo enluta a una administración, sino que también deja un vacío en la vida pública de la Ciudad de México.
¿Cómo garantiza una ciudad en transformación que la seguridad de sus servidores públicos no quede a merced de la violencia?
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