Redacción: Daniela Martínez
El estrés es la respuesta física y psicológica que genera nuestro cuerpo ante diferentes situaciones de la vida diaria o pensamientos recurrentes que generan tensión física, emocional o ambas. Dependiendo de la duración de este padecimiento es el grado de afectación del organismo. El estrés agudo desparece rápidamente y no es tan malo como parece, ya que ayuda a prevenir situaciones de peligro. El estrés crónico puede durar semanas o meses y afecta a la salud tanto que puede pasar desapercibido cuando la persona se acostumbra a él.
La sal de mesa es uno de los condimentos más utilizados en el mundo y sobre todo en la cocina mexicana. El consumo elevado de sodio afecta al metabolismo con la retención de líquidos, cálculos renales, eleva la presión arterial, problemas de riñones y también repercute a nivel cerebral. Al aumentar el consumo de sodio aumentan los niveles de cortisol en la sangre (hormona del estrés) lo que altera ciertas funciones del cuerpo como la energía, pérdida de memoria, concentración, baja las defensas, dificultad de conciliar el sueño, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo máximo de 5g de sal por día, que equivale a un gramaje menor que el de una cucharada. Mantener los niveles adecuados de esta hormona es posible a través de estudios como: prueba de orina donde se recolecta toda la desechada en 24 horas, prueba de salival, o bien, una prueba de sangre.
La recomendación por los servicios de salud es moderar el consumo de sodio, no es necesario retirarlo de la dieta diaria, ya que en porciones adecuadas ayuda a tener un buen funcionamiento del organismo. Calcio, Hierro, Azufre, Magnesio y Potasio son algunos de los minerales más importantes con los que cuenta y aunque existen diferentes tipos de sal, la más recomendada para la salud es la sal sin refinar, conocida como sal marina o sal de roca.
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