Redacción: Litzury Gamboa González
México es un país con una enorme riqueza histórica y cultural, que alberga más de 6 millones de piezas arqueológicas; 100,000 libros y manuscritos, así como 120,000 edificios históricos que datan de los siglos XVI al XIX. Además, resguarda 193 zonas arqueológicas y cuenta con el registro de 58,000 sitios arqueológicos, muchos de los cuales se encuentran en un estado de abandono.
Esta situación ha dado lugar a un aumento en la actividad de saqueadores arqueológicos, quienes, alertados por redes sociales, principalmente en grupos de Facebook, se informan sobre sitios inexplorados, los cuales despojan de sus valiosas piezas, que posteriormente son vendidas en mercados nacionales e internacionales.
El tráfico de estos objetos arqueológicos recorre varios continentes, afectando no solo a México, sino también a países con una rica herencia cultural como Grecia, Perú y Egipto, que se han convertido en destinos populares para saqueadores, traficantes y coleccionistas internacionales. Desde 2019, la Secretaría de Cultura ha presentado 88 denuncias penales para detener las subastas ilegales de bienes culturales en países europeos y americanos. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, 3,952 bienes arqueológicos e históricos mexicanos han sido subastados en el extranjero, siendo Francia el país con el mayor número de subastas.
Es evidente que la lucha contra el saqueo y el tráfico ilícito de patrimonio cultural requiere no solo de la intervención legal y diplomática, sino también de un esfuerzo conjunto entre autoridades, comunidades locales y plataformas digitales, con el fin de detener el daño irreversible que representa la pérdida de estas piezas, que son parte fundamental de la identidad y el legado de México.
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