Redacción MaJo Gutiérrez
La forma en que consumimos películas ha cambiado radicalmente en los últimos años, la irrupción de plataformas como Netflix, Disney+ y HBO Max ha puesto en jaque la tradicional experiencia cinematográfica en salas. Si bien ambas opciones ofrecen sus propias ventajas, la elección entre una y otra depende en gran medida de las preferencias individuales y de las circunstancias.
Por un lado, el cine sigue siendo un referente para los amantes del séptimo arte, la experiencia de sumergirse en una sala oscura, con una pantalla gigante y un sonido envolvente, es inigualable. Películas como “Dune” o “Avatar” están diseñadas para ser vistas en la gran pantalla, aprovechando al máximo efectos visuales y sonoros que solo pueden disfrutarse en un cine. Además, el cine ofrece un ambiente social que fomenta la interacción con otros espectadores y crea una atmósfera única para disfrutar de las películas, como la emoción de un estreno o la sensación de comunidad al ver una película de culto.
Sin embargo, la comodidad y la flexibilidad que ofrecen las plataformas de streaming son difíciles de igualar. Con solo unos clics, los usuarios pueden acceder a un vasto catálogo de películas y series desde cualquier dispositivo y a cualquier hora del día. Series como “Stranger Things” o “The Mandalorian” han encontrado su hogar en plataformas de streaming, ofreciendo a los espectadores la posibilidad de maratonear temporadas enteras sin salir de casa. Además, el streaming permite acceder a películas clásicas, documentales y producciones independientes que pueden ser difíciles de encontrar en las salas de cine.
La pandemia del COVID-19 aceleró esta tendencia, ya que muchos cinéfilos se vieron obligados a buscar alternativas para disfrutar de sus películas favoritas desde casa, el estreno simultáneo de películas en cines y plataformas de streaming, como ocurrió con “Black Widow”, generó un gran debate sobre el futuro de la industria cinematográfica. Si bien las salas de cine han comenzado a recuperarse, es evidente que el consumo de contenido audiovisual a través de plataformas de streaming se ha consolidado como una nueva forma de entretenimiento. En este sentido, el futuro del cine parece estar ligado a una coexistencia entre ambos formatos, cada uno con sus propias fortalezas y adaptándose a las necesidades y preferencias de un público cada vez más exigente.
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