Redacción MaJo Gutiérrez
La forma en que consumimos cine ha cambiado radicalmente en los últimos años gracias al auge de las plataformas de streaming, servicios como Netflix, Disney+ y HBO Max han revolucionado la industria cinematográfica, ofreciendo un catálogo casi ilimitado de películas y series a solo un clic de distancia. Esta nueva era del entretenimiento ha traído consigo tanto beneficios como desafíos; por un lado, el streaming ha democratizado el acceso al cine, permitiendo a las personas disfrutar de sus películas favoritas en cualquier momento y lugar.
Además, ha impulsado la producción de contenido original de alta calidad, con series y películas que compiten en creatividad y presupuesto con las producciones de Hollywood, sin embargo, el modelo de negocio del streaming también plantea interrogantes sobre el futuro del cine tradicional. La disminución de la asistencia a salas de cine y la fragmentación del público en múltiples plataformas son algunos de los desafíos que enfrenta la industria, la competencia por captar la atención de los espectadores ha llevado a una saturación del mercado, con un constante flujo de nuevos contenidos.
Otro aspecto para considerar es el impacto del streaming en la ventana de exhibición de las películas; tradicionalmente, las películas tenían un periodo exclusivo en las salas de cine antes de ser lanzadas en otros formatos. Sin embargo, el modelo de streaming ha acortado esta ventana, lo que ha generado tensiones entre los estudios de cine y los distribuidores, el streaming ha transformado profundamente la industria del cine, ofreciendo nuevas oportunidades, pero también planteando desafíos; a medida que la tecnología continúa avanzando y los hábitos de consumo evolucionan, será interesante ver cómo se adapta la industria cinematográfica a esta nueva realidad.
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