Por Ricardo Burgos Orozco
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, militarizar tiene un significado muy concreto: es infundir la disciplina, el espíritu militar; dar carácter u organización militar a una comunidad; someter algo o a alguien a la disciplina militar. La militarización también implica que las Fuerzas Armadas realicen tareas que no son tradicionales, como la seguridad pública o trabajos de obras.
Desde que inició el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, se ha generado una polémica debido a que el presidente en turno ha fortalecido cada vez más la presencia de los militares en diferentes áreas de la vida nacional. Se habla de que está militarizando todos los ámbitos. Muchos consideran que esto podría poner en riesgo los derechos humanos y la integridad de las personas.
La militarización puede ser contraproducente, ya que no significa que una mayor presencia de las Fuerzas Armadas garantice la pacificación. Al contrario, en algunos territorios, como es el caso de Culiacán, en Sinaloa, puede generar más conflicto e inseguridad. Hay un número considerable de militares en esa región del noroeste del país; sin embargo, la violencia se ha agudizado debido a los enfrentamientos entre los “Chapitos” y los “Mayos”, a raíz de la captura de Ismael “El Mayo” Zambada. Incluso el propio Ejército se ha declarado impotente para pacificar la zona.
Los políticos mexicanos, en especial los del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se han apresurado a afirmar que es falso que el país se esté militarizando. Hace unos días, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, aseguró, ante una pregunta expresa de un medio de comunicación, que son falsas las acusaciones de militarización nacional, ya que la política de seguridad es dictada por una autoridad civil. No obstante, la realidad apunta a un México cada vez más controlado por militares.
Actualmente, la presencia de militares en el país ya supera en número a los policías. Un informe de la Universidad Iberoamericana detalla que en once estados hay mayor despliegue del Ejército que de otras fuerzas del orden. Desde 2019, la Guardia Nacional, con una marcada tendencia militar, se encuentra en zonas con mayor incidencia delictiva; sin embargo, no se ha logrado abatir la violencia y la inseguridad. Al contrario, en regiones como Zacatecas, Tabasco y Chiapas, la situación parece haberse agravado.
Los militares ya controlan al menos 20 de los aeropuertos más importantes de México, entre ellos el Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México, bajo la gestión de la Secretaría de Marina, y el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, administrado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Además, Sedena es la encargada de la nueva aerolínea estatal, Mexicana de Aviación, que aún opera con números rojos.
Las Fuerzas Armadas ahora también construyen grandes obras. Han sido responsables de los aeropuertos “Felipe Ángeles” y el de Tulum, así como del Tren Maya, sucursales del Banco del Bienestar y hoteles. En muchos aspectos, han desplazado a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes. Claudia Sheinbaum ha declarado que las secretarías de Defensa Nacional y Marina seguirán realizando labores de obra, y ya las ha comprometido a construir el proyecto de trenes de pasajeros, tal como lo concibió López Obrador.
En muchas otras áreas de la administración pública están presentes elementos militares y marinos en todos los niveles. México ya está militarizado; si esto es bueno o malo, el tiempo lo confirmará.
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