Columnistas Deborah Buiza

No tengo tiempo para la vida que soñé

Por Deborah Buiza

De pequeños soñábamos ser, hacer y tener muchísimas cosas, en nuestra imaginación no existía la limitación que va imponiendo la realidad conforme crecemos. En ese entonces, ¿qué soñabas ser? ¿cómo imaginabas que iba a ser tu vida?

Con el paso del tiempo nuestros sueños y deseos se fueron transformando, algunos dejándolos de lado por imposibles, otros postergándolos por la atención de lo “urgente” o lo “importante”, otros más se sustituyeron por otros sueños aún más grandes e increíbles y otros simplemente los descartamos porque en algún momento nos convencimos de que no eran posibles, porque no teníamos tiempo para realizarlos.

Pero en realidad ¿no tenemos tiempo o es que se lo dedicamos a otras cosas?

Dicen que a lo que le dedicas tiempo, energía y corazón es dónde está tu interés. Tú, ¿a qué le dedicas tu tiempo? ¿en qué inviertes tus energías?

Te propongo hacer el ejercicio de revisar el día a día durante una semana y anotar en un papelito las actividades que realizas y cuánto de tu tiempo y energía le dedicas, ¿qué notas? ¿hay algo a lo que quisieras dedicarle más tiempo? A eso que realmente quieres, deseas, anhelas y sueñas ¿cuánto tiempo le dedicas? ¿por qué le dedicas tanto tiempo espacio y energía a eso que en realidad no quieres?

¡Vamos! no digo que botes todo ya ahorita, porque seguramente hay muy buenas razones para permanecer en dónde estás y para hacer lo que estás haciendo, sin embargo, la invitación es a dejar de decirnos cosas que no son ciertas, a dejar de darnos explicaciones que no convencen a nadie y que si nos pesan, y nos dejan estancados.

También podríamos preguntarnos sobre dos aspectos que por lo general ocupan gran parte de nuestro tiempo, energía, espacio y que apachurran nuestro corazón y atormentan nuestros pensamientos con frecuencia, que es la actividad laboral y las relaciones personales: ¿Para qué permanecer en un empleo que no satisface a nivel personal y profesionalmente? ¿Para qué permanecer en una relación que no es satisfactoria, productiva y plena? ¿Para qué continuar desarrollando una actividad profesional en la que ya no estamos creciendo?

Respuestas y razones hay muchas, y la idea no es sobre responsabilizarse, ni cargarse de culpas o malos pensamientos, las decisiones que se tomaron en su momento, que nos llevaron al lugar en el que nos encontramos ahora fueron las mejores decisiones que se podían haber tomado de acuerdo a ese momento, sin embargo, ahora podemos revisar si este lugar en el que estamos sigue siendo la mejor opción, o si podemos tomar de nuevo otras decisiones que nos lleven a otros lugares, quizá más cómodos, amplios, luminosos y alegres.

Y no se trata de adoptar la filosofía de vivir en el “sólo hago lo que me place, o lo que me gusta y no tengo ninguna responsabilidad u obligación”, o en aquello de “si cuesta trabajo mejor no lo hago”, o  “si mi implica un esfuerzo o poner de mi parte mejor lo dejo”, sino que nuestra vida, con todo y sus complejidades, responsabilidades y obligaciones se parezca un poquito más a lo que soñamos, que nos permita disfrutar de los días y dormir tranquilos por las noches.

Se trata de ir buscando los “¿cómo?” para ir haciendo los espacios, aunque de principio sean pequeños, para hacer esas cosas que nos puedan acercar a esos sueños que queremos cumplir o la vida que queremos llevar. Las cosas no se dan de un plumazo o como en las películas en cambio radical espectacular de una escena a otra, pero quizás nunca sucederán si no ponemos manos a la obra en algún momento y empezamos por algún lado, y continuamos así día a día, aunque sea paso a pasito.

Y tú, ¿a qué te gustaría dedicarle más tiempo, energía y corazón?

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