Redacción: Inés Arroyo
En México, entre el 9% y el 14% de las mujeres embarazadas padecen depresión durante la gestación. Este trastorno, conocido como depresión perinatal, afecta también a quienes acaban de dar a luz. A nivel mundial, se estima que el 10% de las embarazadas y el 13% de las madres recientes viven esta condición, que pone en riesgo su bienestar y el de sus hijos.
La depresión en el embarazo puede llevar a que la mujer descuide su salud, evite consultas médicas y adopte conductas que aumentan el riesgo de parto prematuro o bajo peso en el recién nacido. No es solo una cuestión emocional: hay consecuencias físicas y mentales para el bebé.
Después del parto, la situación puede complicarse. La depresión posparto afecta entre el 6.6% y el 24.6% de las madres mexicanas. Las mujeres pueden sentirse tristes, agotadas, ansiosas o indiferentes. Estos síntomas, si no se tratan, afectan su capacidad para cuidar a su hijo y para disfrutar de la maternidad.
La doctora Cynthia Vega, directora de Relaciones Médicas de PiSA Farmacéutica, explica que cuando una madre enfrenta problemas de salud mental, se reduce su capacidad de ofrecer los cuidados básicos. Esto impacta en el desarrollo del niño, tanto en lo físico como en lo emocional y cognitivo.
Detectar la depresión perinatal a tiempo es fundamental. Las evaluaciones psicológicas durante el embarazo y después del parto permiten intervenir de forma adecuada. Un tratamiento oportuno protege la salud mental de la madre y favorece el bienestar del bebé.
Hablar de salud mental materna es urgente. La depresión perinatal no debe tratarse como un tema menor. Es una realidad que afecta vidas y necesita ser atendida con seriedad y sensibilidad.
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