Redacción: Inés Arroyo
El Festival AXE Ceremonia 2025 quedó marcado por una tragedia. La tarde del sábado 6 de abril, durante la presentación del músico Meme del Real, una estructura metálica decorativa colapsó dentro del Parque Bicentenario. El incidente provocó la muerte de dos jóvenes fotógrafos: Berenice Giles, de 28 años, y Miguel Hernández, de 26.
Ambos fueron trasladados al Hospital General Dr. Rubén Leñero, pero llegaron sin vida. El IMSS Bienestar informó que presentaban traumatismo craneoencefálico y múltiples fracturas.
A pesar del accidente, el festival continuó con sus actividades. No se emitieron avisos al público ni se interrumpió la programación. La noticia comenzó a circular en redes sociales desde las 18:00 horas, mientras el evento seguía su curso con normalidad.
El comunicado oficial del festival fue publicado hasta la 1:33 de la madrugada del domingo. En él se confirmó el fallecimiento de las dos personas, se ofrecieron condolencias a las familias y se aseguró que se mantiene colaboración con las autoridades. No se detallaron las causas del colapso ni se informó si las actividades del domingo serían canceladas o modificadas.
De forma extraoficial, se supo que al menos una de las víctimas trabajaba para el medio independiente Mr. Indie, especializado en música y festivales. La falta de posicionamiento del medio generó críticas entre usuarios de redes sociales, que exigieron una respuesta pública.
La Fiscalía de la Ciudad de México abrió una carpeta de investigación. Por su parte, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil atribuyó el accidente a la falta de supervisión por parte de los organizadores y de la alcaldía Miguel Hidalgo.
Miguel Ángel Rojas, egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, era un fotógrafo con experiencia en la cobertura de conciertos. Una frase que compartió en su cuenta de Instagram fue retomada por decenas de personas tras su muerte: “Hoy soy todo, mañana ya no existo.”
El accidente ha expuesto deficiencias en la organización del evento. También ha encendido la conversación sobre las condiciones laborales del personal que documenta y trabaja detrás de los escenarios. La exigencia de justicia crece entre la comunidad cultural.
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