Málaga, España. – Málaga recibe con éxito la obra del artista británico James Rielly. El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta Work, Rest and Play, la exposición más representativa hasta la fecha del pintor británico.
Fernando Francés, comisario de la exposición que repasa las últimas dos décadas de su creación artística. La muestra está compuesta por casi cuarenta pinturas y acuarelas de diversos formatos realizadas desde 2002 hasta la actualidad. Sus obras suelen reflexionar sobre temas como el
poder, la complejidad humana, las relaciones familiares o las limitaciones.
“El rostro es la base en las obras del Rielly donde aspectos como los ojos o la sonrisa son elementos clave que emplea para enfatizar la expresividad de la persona que protagoniza la trama que se desarrolla en su pintura”, explica francés.
El CAC de Málaga tiene la particularidad de realizar excelentes catálogos exprofeso para las exposiciones y para Work, rest and play explica Sema D’Acosta / Juan Jesús Torres que la pintura de James Rielly tiene un denominador común: la mirada. A veces, desdoblada, otras, sangrante, en ocasiones negada y muchas veces repetida. Pero para que unos ojos, que, por su sola presencia, son capaces de convertir en máscara cualquier objeto de lo cotidiano, se conviertan en mirada, necesitan de un proceso de asunción subjetiva, es decir, de un encuentro que, ante las obras de Really, resulta imposible evitar. Sus sutiles escenas funcionan como un anzuelo engañoso; son un señuelo misterioso envuelto de fragilidad y amabilidad. Detrás de cada una de las tenues piezas del del artista, se filtra un deseo de ser acabadas, de ser miradas para que el círculo complete su cuadratura.
“Hasta ese momento, esos ojos múltiples no dejan de ser una mera inexistencia, un vacío más o menos amable, más o menos incómodo. Ante el trabajo de James Reilly, por lo tanto, la pelota se sitúa en nuestro tejado; sus obras invocan a nuestra otredad, a nuestra a nuestro afuera. Porque para que los ojos pintados se conviertan en mirada, se requiere de un proceso de otorgación de subjetividad, o lo que es lo mismo, del encuentro del pedazo de carne que somos con el lenguaje, esto es, nosotros mismos, como Otro, como contenedor de los significantes. Incluso, dicho de otro modo, el cajón de músculos y huesos encargado de tocar el cuerpo de enfrentarse para dotarle despacio, subjetivo. Es así como la mirada en el cuadro existe y comienza a hablar.”
Puntualizan que se puede imaginar ese encuentro como una suerte de conjunción exacta. “Una pintura, que al inicio no es más que un mero cuerpo, se realiza en contacto con el lenguaje. El cuadro,
de esta manera, se subjetivista quedando amarrado a un discurso, a una forma ordenada de narración, cuando entra en contacto con el Otro; la operación, hay que decirlo, es claramente lacaniana y, por tanto, ciertamente terapéutica. Mirad, cómo hablar, que no es más que un descubrimiento del ensamblaje subjetivo al lenguaje del Otro, el balsámico, como si, en el encuentro (en este caso visual) todo tomase sentido, o lo que es lo mismo, se permitiese existir”.
La exposición muestra sus trabajos figurativos que se caracterizan por el empleo de tonos pastel y trazos acuosos creando una esfera de tensión e inquietud que revelan la intención del artista por insinuar y dejar abierta a la interpretación de sus obras al espectador.
Sus pinturas y acuarelas representan escenarios tratados con cierto humor e ironía, en su mayoría retratos infantiles, basadas en historias e imágenes sacadas de artículos periodísticos, que invitan al visitante a cuestionarse aspectos como las etapas de transición a la vida adulta y la construcción de la identidad de un individuo.
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