La columna del día Deborah Buiza

Sutil casi imperceptible… sin embargo, duele

Por Déborah Buiza

Duele, duele demasiado… aunque de tanto dolor ya no te das cuenta, y no lo haces porque durante mucho tiempo has estás haciendo casi cualquier cosa por evadirlo, sin embargo, cuando te detienes un poco y escuchas te das cuenta de que ahí está, gritando por tu atención.

Duele… aunque no te des cuenta por todos los antinflamatorios que te permiten cierta movilidad y te dejan caminar o seguir con tus actividades, pero si no fuera por ellos el dolor en la espalda o en las rodillas no te dejaría continuar. Tal vez traes demasiado a cuestas.

Duele… aunque no te des cuenta por todos los analgésicos que te has tomado, sin embargo sientes que la cabeza te punza o está a punto de estallar por todas esas ideas que rondan tu mente, todo lo que ha pasado o podría pasar, todo lo que has callado por no molestar. Tal vez traes demasiado que gritar.

Duele… aunque no te des cuenta por todos los medicamentos para la gastritis y colitis, sin embargo tu estómago y el colón están inflamados de todo lo que se han tragado y que no han podido digerir, ni procesar. Tal vez estás a punto de estallar.

Duele… aunque no te des cuenta por todos los antihistamínicos y antibióticos que tomas para atender las enfermedades respiratorias constantes que intentan decirte que ya fue demasiado.

Duele, duele demasiado… aunque no te des cuenta por que la rutina te mantiene “viviendo” y “circulando” aunque estés agotado. Fingir que todo está bien agota, mantenerse fuerte durante mucho tiempo agota.

Y la cabeza no te da para más, para pensar más o dejar de pensar, simplemente está saturada, embotada, te distraes con facilidad, estas disperso, te cuesta trabajo concentrarte en algo, hasta en lo más pequeño, tu pensamiento brinca de una cosa a otra o tal vez se queda atorado en alguna idea, idea que te lleva al fondo y aún más al fondo generando sentimientos negativos.

Y todo pierde sentido o significa un sobre esfuerzo llevar el día a día, hasta lo más simple cuesta el doble de trabajo, te encuentras harto o fastidiado hasta de aquello que te gustaba o te entusiasmaba, todo te sabe mal o no te sabe, te acuestas cansado y te levantas agotado, pesadillas constantes o el sueño que tarda en llegar.

Sabes que algo no anda bien, pero hace tanto que no recuerdas cuando anduvo bien, son tal vez demasiadas cosas acumuladas que no sabrías cual fue la que derramó el vaso y desde entonces se está vaciando, pero el dolor del cuerpo siempre nos dice algo, aunque intentemos negarlo o evadirlo.

Escucha que algo te está diciendo, es importante atender ese dolor que aparece en el cuerpo que puede significar algo más y que te está restando calidad de vida.

Y a ti, ¿qué te está diciendo tu cuerpo?

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