Hoy en día nos topamos constantemente con productos que antes nos parecían graciosos, simpáticos y normales, pero no lo eran y no debían verse como tal por el nivel de crudeza que llevaban consigo. Recordemos que no tiene mucho que Pepe Le Pew, el simpático zorrillo de los Looney Tunes fue cancelado por colectivos feministas ya que, lejos de ser lindo, acosaba a la pequeña gatita que trataba de evitarlo mientras que éste insistía en cortejarla.
Otro más que ha tratado de ser cancelado es Johnny Bravo, un joven de treinta años o más qué busca de la manera menos eficaz poder salir con chicas. Sin embargo, no ha podido ser cancelado pues Johnny está diseñado para crear conciencia sobre cómo no se debe de ser en la sociedad, tan así que en un episodio él mismo se da cuenta lo que pasan las chicas día tras día al ser hechizado y convertirse en mujer para tomar conciencia de sus actos.
Pero en esta ocasión, el turno se lo cedemos a una caricatura de la Hanna-Barbera con la que crecimos todos, sean Millennials, Boomers, Centennials, etc. Hablamos de Los Picapiedra, una familia prehistórica que vive desventuras cotidianas que no son propias de la prehistoria.
En un reciente post de Facebook que se ha viralizado a la velocidad de la luz, nos encontramos con un episodio en el que los protagonistas no son ni Pedro Picapiedra ni su gran amigo y vecino Pablo Mármol; sino unos vecinos de dudosa identidad que llegan a vivir al vecindario y constantemente están peleando.
En el episodio podemos ver cómo el esposo es constantemente golpeado por su mujer, quien tiene mayor tamaño que él y esto provoca las burlas del vecindario por
ser un hombre maltratado, conducta que estamos de acuerdo debe ser erradicada, pues la violencia familiar puede provenir de ambas partes.
Sin embargo, una noche cualquiera, Pedro y Pablo se sientan en la ventana aludiendo que van a ver la pelea del siglo, estelarizada por sus vecinos, quienes cierran la cortina para que no puedan presenciar sus problemas maritales.
Lo realmente espeluznante viene después, cuando, en medio de la noche, el vecino toca a la puerta de Pedro y sale su esposa Vilma a preguntar si se encuentra bien.
El hombre se distingue claramente como herido y con banditas en la cabeza para cubrir una posible contusión. Cuando se le pregunta por su esposa, el sujeto evade las preguntas y menciona que se van a mudar del vecindario y ella se marchó primero, pero él debe quedarse a arreglar unos “asuntos” pendientes, seguido de esto, el vecino en cuestión le pide a Pedro una pala prestada. ¿Una pala? Si, una pala en medio de la noche y después de una disputa con su esposa.
Este es un episodio de la década de los 60 y ha sido desempolvado para dar de qué hablar y que deberían censurarse, pues, tiene bastantes cosas que ya no se permiten ver ni deberían normalizarse. Pero… ¿Qué pasó con la esposa?
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